Rebanada 19. El viaje.

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Cuando la alarma del celular comenzó a sonar la mañana siguiente, Diego ni siquiera se levantó de la cama, prefirió no ir a la escuela y quedarse a mirar el techo de su alcoba mientras que, cobijado en su edredón azul, revivió la sensación de vergüenza al ser rechazado luego de confesarse de aquella manera cursi. Se sintió incapaz de reponerse por lo ocurrido pese a que trató  de hallarle un lado positivo a su rechazo.

……

Pepe:
¿No vendrás a clase?

Diego:
No.
¿Me pierdo de algo?

Pepe:
No.
Los profes solo se están despidiendo y algunos compas les lloran para mejorar su calificación. No me creas, pero creo que el Pancho ya se le insinuó al profe de mate para que lo suba a 8.  😂

Pepe:
Por cierto, hablando de insinuados…
¿Cómo te fue con Carla ayer? 😏

Diego:
Me bateó. 🙂
Yo creo que a Pancho le irá mejor con el de mate. 😳

Pepe:
😆 chismoso.
Dime ya!

Diego:
Es neta, cerdita. Ando sad.

Pepe:
Chale... No te agüites, cerdita.
Pasa por mí a la prepa y nos vamos al cine.
Al rato me cuentas bien lo que pasó.

Diego:
Bueno, sí. ☹️

……

Apenas Diego terminó de alistarse, se dirigió a la puerta de su casa dispuesto a salir hasta que se encontró con su abuelo, el cual entraba luego de estar en el patio.

—¿A dónde vas? —preguntó el anciano al mirarlo de pies a cabeza.

—A la escuela…

—¿Sin uniforme y a estas horas?

—Solo voy a recoger unas cosas…

—¿Llevas prisa o puedo contar contigo para que me acompañes a desayunar? Es importante.

—No tengo mucha prisa, ¿pasa algo?

El viejo no respondió, lo tomó del brazo y lo llevó hasta el comedor en donde los padres de Diego desayunaban, y allí, como si el alto jovencito fuese más bien un niño pequeño al borde del berrinche, lo dejó sobre una silla.

—¿No irás a clases? —preguntó su madre mientras el adolescente se acomodaba a la mesa con disgusto.

—No —respondió Diego con pesadez—, ya me dieron calificaciones. No hay nada importante que tenga que hacer.

El padre de Diego preguntó al mismo tiempo que le colocaba crema a su café:

—¿Y por qué no nos has enseñado tus calificaciones?

—Porque no he querido.

Sus padres no dijeron nada, no obstante, su abuelo ordenó sin ocultar su enojo:

—Pídele perdón a tu papá.

Pero antes de que en el comedor se escuchara una disculpa, el padre de Diego agregó con entusiasmo, como si no se hubiese percatado de la mala actitud de su hijo:

—Apuesto a que saliste muy bien. Creo que te adaptaste rápido a La Gloria. Como sea, estoy seguro de que has obtenido buenas calificaciones y por eso tu mamá y yo queremos que elijas el lugar en donde pasaremos las vacaciones familiares. 

En ese momento Diego se echó un bocado grande de su desayuno para tener la boca demasiado llena como para hablar y, ante aquella excusa silenciosa, su madre agregó sin poder disfrazar del todo su desánimo:

PiñaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt