Especial de Navidad.

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Y ahí estaba yo, en medio de la calle que estaba cubierta de nieve, nadie se preocupaba en limpiarla, estaban más ocupados disfrutando del veinticuatro de diciembre con su familia

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Y ahí estaba yo, en medio de la calle que estaba cubierta de nieve, nadie se preocupaba en limpiarla, estaban más ocupados disfrutando del veinticuatro de diciembre con su familia. Alcé mi mirada al cielo con lágrimas, otra navidad sin mis padres... Por más que papá hizo lo posible por quedarse, su jefe no se lo permitió, regresaría mañana, seguro muy cansado y con ojeras.

Aún congelándome de frío me mantuve ahí, sin despegar la mirada, de algún modo se sentía reconfortante. Me tensé cuando sentí algo cálido abrigaba mi cuerpo, volteé a ver hacia la derecha encontrándome con la sonrisa encantadora de Umeji-senpai.

— Te resfriarás.

— Tú igual.

Negó sonriente.

— ¿Quieres ir a KFC?* Hokuto paga.

— Hasta la pregunta ofende — susurré sonriente y tomé su mano indicándole que nos fuéramos. 

— Lamento que tus padres no estén — dijo sin mirarme pero podía sentir que me estaba dando apoyo por sus suaves caricias a mi mano.

— No te preocupes, ya me he acostumbrado, tampoco hacías mucho en este día.

Recordé la navidad pasada, la casa era tan navideña sin embargo a nosotros nos daba igual, mamá solo decoraba porque se veía bonito y era una adicta a las compras innecesarias. Una vez llegaba el veinticuatro cada uno por si lado, los dos viendo películas malas de navidad, yo en la habitación leyendo esperando a que llegara el pollo.

— Lo bueno es que me tienes a mí — sonrió y me soltó de la mano — Nunca creí que pasaría la navidad con alguien que no fueran los chicos y nuestros padres, están emocionados por conocerte... — deslizó su brazo por mi cintura con cuidado, temiendo rechazarlo. No hice nada, antes me gustaba. 

Termino por agarrarla con suavidad y seguir caminando con tranquilidad.

Nos mantuvimos callados hasta llegar al lugar, nos sentíamos bien así, a veces era más reconfortante mantenerse callados que decir algo tan usado. A pesar de que no hablen, sabemos que están el uno para el otro, era un sentimiento muy bonito.

Una vez llegaron, vieron por la vitrina a Gaku y a Hayanari peleando por quien tendría el pedazo más grande de pollo y luego a Osoro golpeándolos en la nuca. 

— ¡Hey! ¿Por qué a mí? Si ese fue el que empe-  — Gaku se quedo callado una vez sintió la matadora mirada de su madre — Ya no quiero hablar, mami.

No pude evitar soltar una pequeña risa y entré feliz, saludando a todos y en especial a los padres, deseaba que ellos tuviesen una buena experiencia de mí.

Los nervios pasaron una vez me recibieron con una cálida sonrisa, estaban alegres de verme ahí, me sentí especial.

Me senté junto a Umeji y Osoro, que no me dejaban en ningún momento fuera de la conversación. ¿Así verdaderamente se sentía estar en familia? Anhelaba que el tiempo pasara le lento, porque comenzaba a amar momentos así y no quería perderlos.

¡Hey, chica nueva!Where stories live. Discover now