[16]

298 33 9
                                    

A la mañana siguiente, después de esa ajetreada noche desperté por el sol que pegaba directo en mi rostro. Naruto aún dormía, realmente estaba cansado después de todo y creo que para recompensarlo es buena idea hacer que disfrute sus días de descanso.

Me levanté, me vestí tratando de hacer el menor ruido posible y me dirigí a la cocina a poner la tetera, ya hacer todo esto comenzaba a ser una rutina pero una de la que no me cansaría. Regresé a la cama y acomode la ropa de Naruto, doblandola a un lado para que cuando despertara la viera ahí, acomode su apreciada bandana que estaba por ahí y saqué el sapito monedero que tenía en sus pantalones, tomé un poco del dinero que tenía y regresé el sapo a su lugar.

- Lo siento, cariño. Te lo devolveré. — susurré a Naruto que aún dormía plácidamente.

Tomé una gabardina, me puse la capucha hasta la cabeza para que me cubriera por completo y salí de la casa en dirección al mercado a conseguir algo más de comer, unos envases de leche y uno que otro dulce de arroz para el postre. Ayer no recibí como merecía a Naruto y quería que el desayuno le demostrara cuan feliz soy de tenerlo conmigo. En cuanto llegué a la dulcería me topé con la persona menos indicada.

- Aah, que sorpresa verte. Creí que no podrías salir, ¿te le escapaste a Naruto? - sonrió al verme - Eres mala escondiendote, ni tapandote la cara pasas desapercibida.

- Kakashi-sensei... ¿cómo le va? - pregunté solo para sacarme del apuro.

- Muy bien, a decir verdad. Solo estoy patrullando por aquí, desde que vives en esta zona han ocurrido varios ataques que posiblemente van dirigidos a tí pero los propician a la aldea al no localizarte.

- Lo siento, no quería causar inconvenientes.

- Mmh, para nada... por cierto, ¿Naruto te manda a comprar su despensa? - preguntó al verme cargando bolsas repletas de verduras y productos domésticos - Que maleducado teniendo en cuenta que eres su invitada.

- ¿Eh? No, no, para nada. Es solo que yo me ofrecí a hacerlo... a decir verdad, el aún está dormido y yo aproveché para venir a comprar unas cosas que faltan en casa, eso es todo.

- Sí, seguro.

Se quedó unos minutos mirándome mientras compraba unos cuantos dulces, cada que volteaba a verlo él solo sonreía, era como si quisiera preguntarme algo más y estaba esperando el momento indicado. «Sí... por eso tan platicador.»
En cuanto terminé y me dirigí a la salida se acercó a mí algo imponente.

- ¿Kakashi-sensei? - dije algo alterada.

- Lo usaste, ¿no es así? - puso sus manos en mis hombros para detenerme.

- ¿Qué?, ¿a qué se refiere? Mire, tengo algo de prisa y yo-..

- El libro, usaste el libro.

- Bueno, Kakashi-sensei, no sé si sea el mejor momento para hablar de eso, menos en público. - contesté algo avergonzada.

- ¡Necesito saber! - alzó la voz, su cara estaba totalmente seria y comenzaba a lastimarme los hombros. Comenzaba a asustarme.

- Sí, si lo usé. Ayer por la noche cuando llegó de su misión.

Cuando menos lo espere comenzó a saltar emocionado de un lado a otro como si fuera un niño pequeño. Es increíble que se porte así por un libro, más cuando se trata de una novela romántica y de cosas indecentes. «Pervertido de closet.»

- Te lo dije, te dije que era una guía de vida. - alzó su puño.

- Es bueno, sí. Kakashi-sensei, lamento parar su "emoción" pero como le digo tengo prisa, Naruto no tarda en despertar y si no me ve en casa se volverá loco.

La Flor Púrpura del Campo | Naruto UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora