Día 17: Muérdago

440 57 10
                                    

Los pasos sobre el asfalto era el único sonido que se escuchaba esa mañana, en la solitaria calle de la Academia U.A. Dos jóvenes iban conversando felices mientras se acercaban a su residencia.

— Sato estará sorprendido cuando le diga que te ayudé a preparar galletas —comentó emocionado Shoto, viendo la bolsa que sostenía, la cual contenía varias cajitas de plástico con diversas galletas. 

— Mamá es buena instructora —sonrió Izuku, recordando el día de ayer, donde Inko les había enseñado a hornear las primeras recetas; dejando el resto en sus manos. Lo miró—. Podrás ayudar más seguido en la cocina.

El bicolor asintió devolviéndole la sonrisa. Habían pasado todo el día de ayer con la madre del pecoso, donde después de comer el pay de manzana que les prometió; la mujer les pidió que le acompañaran al centro comercial a comprar regalos, ya que si se esperaba más días estaría lleno, haciendo más difícil caminar entre el mar de personas y ni que hablar de las largas filas en las tiendas.

La pareja no dudó en aceptar, ya que también debían comprar los regalos del intercambio que organizaba su grupo desde primer grado. Razón del porqué habían llegado tarde al departamento de los Midoriya, donde Inko les pidió que se quedaran a dormir para que no anduvieran tan tarde afuera.

Aceptaron al instante. Se encontraban agotados de recorrer todas las tiendas para buscar el obsequio perfecto, sobre todo Izuku que se perdía por momentos para que su novio no notara que buscaba algo para él.

Desgraciadamente, no pudo hallar algo adecuado que le hiciera comprarlo. Sentía que todo lo que veía no era suficiente para su perfecto —ante sus ojos— novio.

Aun así, no se sentía desanimado; ¡aún quedaba poco más de una semana para navidad! por supuesto que podía encontrar un regalo digno para Shoto.

— ¿Izuku? —llamó Todoroki, moviendo una de sus manos frente al rostro pecoso.

— ¿Sí? —le miró apenado por hundirse en sus pensamientos.

— Te decía que ya llegamos, pero te detuviste a murmurar sobre "aún hay tiempo" y "puedo lograrlo" —se acercó divertido, apuntando a su cabellera que era envuelta en un cálido gorro de lana negra—. ¿Qué estás tramando ahí dentro?

— ¡N-Nada peligroso, lo prometo! —tartamudeo levantando las manos, las cuales llevaban varias bolsas de compras del día de ayer.

— Te creeré, pero aun así te mantendré vigilado —advirtió con los ojos entrecerrados. Segundos después, ambos rieron.

Entre bromas se acercaron a la entrada de los dormitorios. Shoto abrió las puertas, para que el peliverde entrará, ayudando en el proceso con un par de bolsas.

Al encontrarse un poco más desocupado, Izuku cerró las puertas. Al girarse chocó con el gran pecho del bicolor, levantó el rostro con el entrecejo fruncido para comenzar a reprenderlo por no avanzar, pero unos delgados labios lo impidieron.

— ¿Eso por qué fue? —preguntó Midoriya al terminar el beso.

— Hay un muérdago arriba —señaló alzando la vista, el pecoso lo imitó y efectivamente; un pequeño racimo verde con frutos blancos colgaba del techo—. Escuché de Ashido el año pasado que si hay dos personas debajo; debían besarse o atraería mal augurio a sus vidas.

— Eso es hermoso, Shoto... —se detuvo al caer en cuenta de lo que dijo su novio. Lo miró nuevamente con el entrecejo fruncido—. ¿Eso quiere decir que te besaste con alguien más?

— ¿Qué? —preguntó confundido. Sin embargo, al entender abrió sorprendido sus ojos heterocromáticos. Negó varias veces—. ¡Claro que no! Sólo te comenté lo que Ashido dijo, no que anduve besando a cualquiera que se parase junto a mí bajo el muérdago —se detuvo recordando algo—. Bueno, alguien lo intentó una vez, pero...

White Christmas || TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora