Capítulo Especial: Luces Rojas

313 45 26
                                    

Madrid, España (2009)

Las calles están completamente iluminadas pero tan silenciosas y desoladas a la vez.

No hay ni una sola alma en desgracia paseándose por los oscuros y desolados rincones de la ciudad...

La nieve cae lentamente sobre cada uno de los techos y chimeneas del lugar, reafirmando que estamos en plena temporada de invierno y avivando aún más el espíritu de la navidad en cada uno de los corazones de las personas.

En todos, menos en el mío...

El delirante e inquietante frío carcome cada centímetro de mi delgada y pálida piel, pero curiosamente eso no representa un problema para mi, el frío o la soledad nunca ha sido un problema o impedimento para mí. Durante todas éstas noches oscuras y frías he aprendido a sobrellevarlo y de alguna manera he logrado volverme inmune a él.

Toda mi atención cae sobre la pequeña y delgada persona que está a mi lado, temblando del frío, tensado su mandíbula mientras sus dientes no paran de chocar entre sí, como un respuesta natural de su cuerpo hacia el intenso frío que se siente en éste alejado y estrecho callejón de la ciudad.

— Abrígate más— Le ordené.

Me quité las mantas que estaba utilizando para colocarlas sobre su espalda, el chico tenía puesto un abrigo y más de cinco mantas encima, pero aún así eso no resultaba suficiente para calentarlo. Después de darles las mías, el chico pareció calmarse un poco.

—¿Mejor?— Le pregunté.

Asintió con un gesto lleno de nobleza.

—¿Necesitas algo más?

— Creo que tengo hambre...

Bajé la cabeza con frustración, yo también tenía hambre pero me había estado aguantando las ganas de comer algo, porqué simplemente, ésta noche no teníamos nada para comer...

— Pero puedo aguantar— Soltó de repente tratando de preocuparme.

— No— Negué con calma— Vayamos a buscar algo para comer, yo también tengo hambre.

Sus ojos se iluminaron de emoción mientras los míos caían en una pesada ola de pensamientos, porqué ¿De dónde sacaríamos algo para comer?

Normalmente solíamos pedirle comida a las personas que pasaban diariamente por la calles, o nos dirigíamos a tiendas para intentar hablar con los dueños para que nos dieran algo de sus productos a cambio de nuestro trabajo.

Pero solamente éramos unos pequeños niños de 10 y 8 años... No teníamos las capacidad para ayudar a los adultos en sus cosas ni mucho menos en sus problemas... Pero aún así lo intentabamos.

Son al rededor de las once de la noche, no hay ninguna persona caminando a nuestro alrededor, las calles están completamente vacías y el silencio es demasiado abrumante y terrorífico para nuestros pequeños cuerpos que caminan sin una dirección fija.

Caminamos un par de cuadras esperando encontrarnos con alguien que pudiese ayudarnos, pero solo nos conseguimos con la vacía y fría soledad nocturna.

Todas las tiendas a nuestro alrededor estaban cerradas, no había ni una sola tienda abierta, ni un solo humano a la vista, parecía una escena sacada de una película post-apocalíptica.

毒: POISONWhere stories live. Discover now