Capítulo 17

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El 1 de agosto había amanecido claro y luminoso, pero no fue hasta la hora del almuerzo que Albus Dumbledore se dirigió al número 4 de Privet Drive. No quería llegar demasiado pronto, era mejor hacer esperar al chico, que entonces estaría más agradecido por el rescate. Al entrar en la casa se encontró con una confundida Petunia Dursley.

-¿Qué haces aquí?-.

-Vengo a recoger a Harry, por supuesto-.

-Creí que ya te lo habías llevado, eso decía tu carta-.

-Qué carta, la única que envié fue hace semanas con algo de dinero para cubrir los daños que Harry pudiera haber causado. Pediría ver esa carta pero supongo que la has quemado-.

-Por supuesto, en cuanto la leímos, lo mismo que todas las demás-.

-¡Maldita sea! ¿Cuándo lo viste por última vez?-.

-No desde que fuimos a casa de Marge, se había ido cuando volvimos-.

-¡Ha estado fuera durante casi dos semanas! Eso dificulta las cosas, tendré que hacer algunas pruebas. ¿Notaste algo cuando volviste?-.

-Sólo que la puerta de su habitación estaba abierta y sus cosas no estaban. La carta estaba en la habitación en lugar del niño-.

Al darse cuenta de que había sido el último en ver a Harry, Dumbledore ejecutó rápidamente todos los hechizos de rastreo y localización que se le ocurrieron sin resultado alguno, lo que no era de extrañar dado el tiempo que el chico llevaba desaparecido. Sabía que definitivamente había cerrado la puerta tras de sí después de haber visitado a Harry el otro día, pero no podía pensar en nada que estuviera fuera de lugar en la habitación. Estaba perplejo y no le gustaba, no le gustaba que el chico estuviera donde no podía controlarlo. Se despidió de Petunia, asegurándole que no era culpable y que seguiría recibiendo su paga, y volvió a Grimmauld place para convocar una reunión de emergencia.

Snape estaba muy agradecido de tener fama de estoico, ya que se habría esforzado por fingir sorpresa al enterarse de la desaparición de Harry Potter. Por suerte, los imbéciles estaban demasiado ocupados tropezando con el pánico como para darse cuenta de su casi regocijo por el hecho de no poder encontrar ningún rastro del chico. Se sorprendió de que fuera la señorita Granger quien pensara en preguntarle si había oído algo en los círculos de los mortífagos.

-No, no lo he hecho señorita Granger, pero creo que hoy hay una celebración de Lammas con los Parkinson. Siempre puedo pasarme por allí y ver qué puedo averiguar-.

-En la etapa en la que sólo puedes invitarte a ti mismo a las reuniones de los mortífagos, ¿verdad Snape?- preguntó Moody con sorna.

Severus se limitó a asentir, sin querer señalar que se trataba de una celebración religiosa y que no rechazarían al propio Moody mientras no estuviera allí para causar problemas.

-Buena idea, Severus-, dijo Albus, probablemente pensando que se desintegraría en una discusión, -si puedes vigilar a los mortífagos por si hay alguna señal de Harry será bueno. Mientras no acabe capturado no creo que tengamos nada de qué preocuparnos. Te conseguiré un Traslador de emergencia para que si es capturado puedas sacarlo. Es imperativo que Voldemort no le ponga las manos encima a Harry-.

Severus apenas contuvo la risa ante la ironía de esa afirmación. -Por supuesto director, aunque si estoy pasando más tiempo controlando a las familias de los mortífagos entonces espero que entienda si me atraso con algunos de sus pedidos de pociones-.

-Sobre eso, Severus, le he pedido a Horace Slugghorn que vuelva a ser el profesor de pociones y te he nombrado a ti profesor de defensa-.

-Supongo que va a ser menos estricto con los alumnos a los que permite estudiar en el nivel de N.E.W.T.-

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