DETRÁS DE LA VERDAD [MISTERIO-SUSPENSO]

Capítulo 3.

Siendo ya un detective que ha podido resolver múltiples casos difíciles, Osamu se preparaba arduamente con sus estudios de medicina forense, en su último grado de la universidad.

Caminaba hacia su escuela, pero antes, dejaba en el colegio preescolar y primaria a los mellizos y a Aya.

— Shūji-nii, ¿Irás al Instituto del incendio saliendo de clases?

Para Atsushi, el que su hermano mayor fuera todas las tardes-noche a seguir investigando, se había vuelto algo rutinario. Era espeluznante para la familia, pero no para cierto joven adulto que quería descubrir la verdad y hacer justicia.

— Lo haré. Tengo que llegar al final de esto y descubrir al culpable de la muerte de mamá de Aya-chan.

Aya sonrió. Por alguna razón, le gustaba que mencionaran a su fallecido madre aun cuando no tuvo la suerte de conocerlo. Se acercó a Dazai y abrazó sus piernas de manera reepntina y muy cariñosa.

— ¿Puedo ir contigo, papi?

— No. Es peligroso. Mamá vendrá por tí y por Atsushi y Ryū-kun más tarde.

Se puso a la altura de la niña y la abrazó. Le tenía cierto temor a los abrazos, ya que aquel fatídico día, Chūya lo abrazó mucho en el aula donde murió. Era escalofriante y de mal augurio para él. Pero no podía negarle un abrazo a su hija y mucho menos si le recordaba mucho a Chūya.

— Sé buena niña, Aya.

— Quiero conocer a mamá...

La pequeña pelirroja cruzó los brazos un poco indignada porque no la llevarían a ese Instituto. Creía que ahí mismo podría encontrarse con su madre, y ella tenía en mente todas las cosas hermosas que Dazai le había dicho de él.

Fue tan extraño. Dazai sintió una mirada puesta en él desde atrás, en dirección a su espalda y nuca. Volteó. Era una niña de la misma edad de Aya, cabellera pelirroja y con dos colitas en su cabello.
Se sorprendió.

"Se parece un poco a Aya... Pero Aya es más alta...".

— Shūji-kun. Te presento a Nanako-chan, mi hija, la hermanita de Chūya.

La madre de Chūya mostraba a su hija, niña que el joven detective desconoció de su existencia hasta ese momento. Estaba impresionado.

— ¡Hola, Nanako-chan! Eres muy linda. Sí eres muy parecida a Chūya... Chūya seguramente hubiera sido un buen hermano mayor.

Dijo con voz suave y amable. Su semblante era triste y no pasaba desapercibido para la mujer.

— Shūji-kun.

Dazai volteó. Aya, los mellizos y Nakako habían ingresado al colegio, dejando a Shūji solo junto con su ex suegra.

— ¿Si, Nakahara-san?

La mujer sonrió y posó una de sus manos sobre un hombro del más joven.

— Chūya siempre hablaba bien de tí, y para nosotros eres como un hijo más, Shūji—. Sonrió sincera. Sacó una cadena de Oro con la inicial de Chūya, y la puso en el cuello de Osamu.

— ¿Y esto?

— Era la cadenita de mi Chūya cuando nació. Era tan pequeñito que creímos que no sobreviviría. Nació de una esfera Arahabaki que con el clima se veía afectada constantemente. Pero su padre y yo estuvimos cuidando esa esfera como el tesoro más preciado para nosotros.

Así como Chūya se desarrolló dentro de una esfera Arahabaki, él y Dazai pudieron crear una vida en una esfera igual. Incluso desde dos meses antes de morir, habían estado cuidando bien de su Arahabaki, el cual el día de la tragedia, se encontraba guardado en uno de los bolsillos del pantalón de Dazai, soportando las altas temperaturas del incendio.

🌼

Una cadenita que parecía poco significativa además del valor sentimental para sus padres.

Después de sus clases en la universidad, Dazai continuaba con sus investigaciones en el Instituto donde estudió hace cuatro años.

Las instalaciones fueron suspendidas permanentemente, y los alumnos y maestros tuvieron que trasladarse a otro edificio donde tomar sus clases.

— Las cenizas...es lo único que queda.

Abría la puerta del aula de música, quedando a su vista el viejo piano. Sólo algunas teclas rotas eran visibles y tangibles, todo lo demás se derrumbaba en cuanto era tocado.

— Chūya... Recuerdo cuando amábamos cantar juntos, y tocar melodías en la hora del descanso.

Suspiró. Se acercó a la ventana y todo era olvido. Imágenes nostálgicas de aquellos tiempos hermosos que pasaron junto al otro. No podía olvidar ni siquiera los detalles mínimos. Cualquier cosa que miraba o hacía, le recordaba a Chūya.

Tenía muchas admiradoras en la universidad, pero su corazón seguía perteneciendo a alguien que jamás volvería y era consciente de ello.

Las paredes tenían rasguños, algunos muebles estaban rotos, todo indicaba que Chūya estuvo lidiando contra todo eso por querer salir con vida de esa aula. Los restos que quedaban de la puerta tenían arañazos también y signos de golpes violentos.

— Debiste sufrir muchísimo, mi Chūya... Y yo, yo no fui capaz de venir contigo a acompañarte... Y me dí cuenta demasiado tarde...

Sus lágrimas no tardaron en salir. Se sentó en el viejo banco del piano, que compartía con Chūya en sus tiempos de Instituto, y recargó sus codos sobre su regazo, para agacharse y recargar también, parte de su rostro y ojos sobre las palmas de sus manos y llorar con libertad.

— Te lo prometí. No me enamoraría de nadie más. Yo te amo a tí, Chūya. Debíamos estar juntos.

Sollozaba, imaginando los momentos más agradables de su compañía mientras acariciaba la cadenita con la letra C.

— Teníamos muchos planes. Una vida por delante, juntos. Y tú... Debías ser el rockero que tanto soñaste. Chūya... Vuelve...

Oyó cómo unos pasos se aproximaban hacia él, estando solo en el lugar abandonado y en la planta de arriba.
Lentamente levantó la cabeza y limpió sus lágrimas para visualizar mejor a la figura que lo acompañaba, y que pronto tenía una mano sobre su cabeza.

— ¿Eh?

Iba a gritar, pero el misterioso cubrió su boca con ambas manos para evitarlo.

— Shh, no hagas ruido. P-Puede estar escuchándonos, Shūji.

"¿Chūya? ¿Quién nos escucha?".

— N-No sé lo que pasó. Todo fue tan de repente, pero se repite cada día. Todos los días hay un incendio, todo los días es muy caliente este lugar, y todo queda en silencio. Lo último que veo es fuego y lo último que escucho son tus gritos y los míos. N-No me dejes por favor, Shūji...

Las cosas se pondrán un poco paranormales.