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El silencio que se había creado entre ambos era parecido a la peor tortura que uno podía sufrir. Luego de las palabras de Olivia, Elliot había elegido no decir más nada, no había cosa que él pudiera decirle que tuviera el poder suficiente para aliviar el dolor de aquella mujer y para borrar todo el daño que le había causado. Y Olivia por su parte había escogido no seguir hurgando en la herida, no lo creía sensato después de la noticia que el hombre que estaba frente a ella había recibido, ya bastante duro lo era todo.

—Ni siquiera sé si esto es lo correcto Liv, creí que era lo mejor que te ofreciera mis disculpas por lo ocurrido. —Comentó Elliot jugando nerviosamente con sus dedos, Olivia suspiró profundamente.
—Yo tampoco lo sé, y no sé hasta qué punto me sirven estas disculpas Elliot, sinceramente.
—Lo sé.
—Tan solo quiero que me respondas algo, Elliot.
—¿Qué cosa? —Indagó él levantando su mirada con una pizca de ansiedad y confusión en sus pupilas. Olivia volvió a suspirar y mentalmente contó hasta tres.
—¿Tú me amas? Digo... ¿Me amas como yo te amo a ti?

Las cartas habían sido tiradas sobre la mesa, Olivia parecía temblar mientras esperaba la respuesta de aquel hombre. Se había arriesgado a hablar, a hacerle esa pregunta, se había animado como quién tiene una bomba en sus manos y la enciende esperando lo inevitable, la explosión absoluta. Necesitaba saberlo, necesitaba saber qué sentimientos tenía Elliot por ella, si la ilusión de tener algo juntos podía ser una realidad, si todo podía mejorar entre ellos tan solo con cerrar los ojos y saltar al vacío.

Olivia necesitaba la respuesta y Elliot parecía estar en shock ante la pregunta, ni siquiera se le había cruzado por la cabeza que ella le hiciera esa pregunta, ni siquiera se había detenido a pensar con certeza que era lo que sentía por esa mujer. Los minutos se hacían eternos, pesados y algo difíciles de digerir, el silencio que ese hombre le estaba regalando como respuesta significaba para Olivia el dolor más grande, e incluso la hacía sentir la más idiota del planeta, ella lo estaba arriesgando todo, y él no era capaz de hacer lo mismo.

—¿Sabes qué? Olvídalo, no importa. —Pronunció ella con una angustia asfixiante, intentando no derramar una lágrima delante de él.

Pero Elliot no pudo olvidarlo, en cuestión de segundos se puso de pie y acercándose a Olivia unió sus labios con los de ella como si eso fuera la explosión inevitable, el inicio de la catástrofe, algo que él esperaba y que pensaba podía ayudarlo a definir sus sentimientos, o mejor dicho aclararlos. Olivia se entregó a ese gesto con evidente necesidad, sentía que su cuerpo se derretía como manteca en el fuego, el poder que él ejercía sobre ella era increíble, inexplicable y hermoso. Ningún hombre lograba lo que Elliot lograba en Olivia, ni siquiera tenerla a sus pies con una simple mirada.

Y entre caricias, besos y movimientos expertos habían tocado el cielo con las manos, la fundición de sus cuerpos fue mágica e inolvidable, fue como un tatuaje en lo más profundo de sus corazones, fue un bálsamo en medio de tanta herida, fue el agua que sació la sed de sus almas.

El silencio reinó una vez más en el ambiente, ella abrió sus ojos y al despertar pudo sentir los fuertes brazos de Elliot envolverla contra su piel desnuda, el calor que está emanaba la hacía sentir como en casa, y no había nada que le gustará más que eso, sentir que por fin había encontrado su refugio. Olivia intentó no moverse, para no despertarlo, quería prolongar ese momento infinitamente, pero Elliot estaba despierto sufriendo la mezcla de sensaciones que golpeaban su cuerpo y su corazón en ese momento, una vez más él no supo qué decir, y ella comenzó a temer.

—¿Ell? —Susurró ella intentando ahuyentar esos malos pensamientos de su mente, él no le haría daño, no otra vez.
—No digas nada por favor. —Respondió Elliot también en un susurro, Olivia pudo sentir que ese hombre estaba a punto de llorar.

Ella giró su cabeza y cuando encontró por fin las pupilas azules masculinas quiso llorar al verlo derramar lágrimas, no pudo evitar acariciar su mejilla y ver como Elliot cerraba sus ojos buscando un segundo de paz, pero en medio de la catástrofe, donde el desastre es evidente y destructivo se torna imposible encontrar ese sentimiento. Y por fin, Olivia no pudo evitar aquella voz que le decía que todo había terminado, que aquel desastre había terminado de destruirla, que las consecuencias de todo eso se llevaban su corazón y sus sentimientos.

—¿No dirás nada? —Indagó Olivia quebrada, y Elliot lo único que pudo hacer fue levantarse de la cama y comenzar a cambiarse— ¿Por qué haces esto Elliot? ¿Por qué maldita sea? —La angustia que ella había plasmado en sus palabras rompió en mil pedazos el corazón de él, su tono elevado y quebrado de voz, todo estaba mal y en ese momento no se sentía capaz de salvarla de tanto dolor.
—Perdón Olivia.

Otra vez la disculpa ¡Otra puta vez! Olivia negó con la cabeza y deseando esconder la humillación que sentía en ese momento se marchó hacía el baño cerrando la puerta con fuerza, dejando caer su cuerpo acabando en el suelo sentada llorando desgarradoramente, ya no le importaba absolutamente nada, y ni siquiera se tomaría el atrevimiento de despedir a Elliot Stabler, todo había terminado y ella debía alejarse antes de que en medio del caos su vida se apagará para siempre.  

Paternity || Bensler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora