- Por cierto, ¿ya te dije que eres la mujer de mis sueños?
- Sí, me lo has dicho muchas veces, Cam. ¿Y yo ya te dije que te amo?
- No, y me duele que aún no me lo hayas dicho.
- Bien, entonces... Te amo mucho, Camilo Madrigal.
Está historia seguirá...
- Era un nuevo día, hoy sería el día especial de Antonio -
- Mientras tú y Isabela dormían tranquilas, de repente las dos escucharon como alguien abría la puerta de golpe -
—¡Buenos días! ¡Es hora de despertar! - Decía con alegría Mirabel mientras se iba -
- Te despertaste somnolienta y soltaste un pequeños bostezo -
—Ugh... Fue una bonita noche. ¿Cómo dormiste, Isa?
- Miraste a Isabela y pudiste ver como el cabello de ella se encontraba sin problemas y en buen estado. También ella se encontraba muy bien después de dormir. Era todo lo contrario a ti. Tu cabello estaba un poco desordenado y aún te costaba abrir los ojos -
—... ¿Cómo lo haces? - Le preguntaste dudosa -
—No lo sé, ya es algo natural en mi - Comentó con orgullo Isabela - Te ayudaré a arreglarte. Pues tu cabello está "un poco" desordenado.
—Tranquila, mi cabello siempre aparece así - Dijiste con naturalidad. Ya era algo a lo que te acostumbrabas todos los días -
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- Mientras bajabas con Isabela, pudiste ver como todos los Madrigal se encontraban de un lado a otro decorando la casa. De repente sentiste como abajo de tus pies se movía el piso y te comenzó a llevar hacia la cocina -
—Casita, ten cuidado con nuestra invitada - Dijo Alma mientras tomaba un café -
- Pudiste ver como ahora estabas en la cocina y el piso dejo de moverse -
—______, querida... Qué bueno es verte por acá - Comento Julieta mientras se acercaba a ti -
—Señorita Julieta, que buena es verla de nuevo - Dijiste con una sonrisa -
- Se abrazaron entre las dos y después se separaran -
—Toma, estás arepas recién están horneadas - Comentó ella mientras te extendía tres arepas -
—Ay, muchas gracias, señorita Julieta. Deben saber muy bien, como siempre - Dijiste mientras agarrabas las arepas y te comías una -
- De repente viste como la puerta de la cocina se abría y se dejaba ver al señor Agustín cargando algunas cajas -
—Aquí están algunas decoraciones y dulces para los niños. Espero que le gusten, pues me costó mucho conseguir todos estos dulces... - Comentó Agustín con un suspiro de cansancio -
—Tranquilo, señor Agustín. Seguro a los niños le encantarán - Dijiste con una sonrisa mientras seguías comiendo la arepa -
- Al escuchar tu repentina voz Agustín se asustó y paso a botar algunas cajas. Tú también te asustaste un poco y comenzaste a ayudarlo a recoger los dulces -
—Lo lamento, no era mi intención asustarlo - Dijiste apenada mientras guardabas los dulces en la caja -
—N-No te preocupes, querida. Estoy sorprendido, ¿no ibas a llegar hoy?
—No, llegué ayer por la tarde. Le quería dar una sorpresa a Toñito - Dijiste con una sonrisa -
- Después de aguardar los dulces, dejaron las cajas encimas y comenzaron a hablar un poco -
—¿Dónde está Luisa? No la vi hoy en la mañana...
—Luisa se fue a ayudar temprano. Quería dejar todo listo para la celebración de Toñito - Comentó Julieta mientras guardabas algunas arepas - Querida, ¿no te asusta quedarte sola? Pues todos nos vamos en un rato más a ayudar a las personas.
—No hay problema. Además, no estaré sola, estoy junto con casita, ¿cierto? - Preguntaste mientras mirabas hacia los techos y la pared -
- Vieron como las ventanas y las puertas se movían con energía. Se rieron entre ustedes y de repente sintieron como alguien entraba a la cocina -
—Camilo, buenos días, ¿viniste por algunas arepas? - Le preguntó Julieta mientras arreglaba su vestimenta -
—Sí... - Dijo en un bostezo Camilo - Pero también vine a ver a mi querida novia.
- Viste como Camilo se acercó a ti y te abrazo fuerte. Tú también le devolviste el abrazo y le diste un beso en su mejilla -
—¿Cómo se encuentra la novia más linda que tengo? - Te preguntó mientras te dedicaba una sonrisa somnolienta -
—Pues se encuentra bien, ¿cómo te encuentras tú? ¿Hasta que hora te dormiste? Pareciera que dormiste muy tarde... - Dijiste con algo de preocupación al verlo mejor -
—No te preocupes... Esto pasa cuando Toñito no puede dormir solo - Respondió mientras daba un bostezo -
- De repente vieron como casita movía el piso sobre los Madrigal y comenzaste a ver cómo se los llevaban a cada hacia la puerta -
—¡E-Espera, me tengo que despedir de mi novia! - Exclamó Camilo -
- Viste como el piso debajo de él dejaba de moverse y lo empujaba hacia ti. Te reíste un poco al ver su situación y le diste un beso en su mejilla -
—Que te vaya bien ayudando a las personas, Cam - Dijiste mientras le acomodadas algunos mechones de su cabello -
—Me irá bien si me das otro beso, pero no en la mejilla.
- Viste como él se acercaba con intenciones de juntar sus labios, así que no te ibas a negar a eso. Cuando estaban a punto de darse un beso, de repente sentiste como Camilo se separó rápido de ti apenas a unos centímetros de besarse -
- Oíste como él se quejaba, pues fue Casita quien los separó antes de darse un beso. Te despediste de él entre carcajadas y lo perdiste de vista -
—Bien, está casa no se va decorar sola.
- De pronto viste como las ventanas se encogían de triste -
—Uy, en realidad sí puedes, lo harás genial - Dijiste con una sonrisa -
- Viste como ahora las ventanas se abrían energéticas y te volviste a reír -
- Tenías que decorar mucho para no dejarle todo el peso y estrés a la señorita Pepa -