Especial Navideño: Salvar la Navidad

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ELOISE

Año nuevo ya está aquí, la navidad siempre ha sido algo mágico para mí, desde que era pequeña poníamos un árbol de navidad gigante en mitad del salón de palacio, decorábamos todas las barandillas y las paredes y dejábamos que el espíritu navideño invadiera nuestro hogar.

—¡Listo! —exclamo acabando de poner el árbol en mitad de la habitación.

He cogido cintas rojas y bolas doradas para decorar el árbol navideño, solo falta la estrella.

—Eso me estorba —se queja Tamara saliendo del baño con una toalla liada alrededor de su cuerpo y el pelo mojado.

—¡Es navidad! ¿Acaso no te hace ilusión? —digo con emoción.

Me ignora y se sienta en su cama cogiendo un libro y poniéndose a leerlo mientras espera a que se le seque el pelo. Entonces entra Oprah, viene de haber quedado con Lili para tomar un café matutino.

—¿Qué hace eso en mitad de la habitación robándome mi espacio? —se queja también—. Esto es cosa tuya, ¿verdad? —dice señalándome.

—¿Qué os pasa? ¿Es que no tenéis espíritu navideño? ¡Oprah tú eras la primera en colocar el árbol!

—Cuando tenía 5 años, Eloise —me aclara—. Luego lo poníais papá y tú.

Es cierto, Oprah dejó de bajar a ayudar, se quedó en su habitación y no salió a decorar nunca más.

—Me voy al gimnasio —dice, cambiándose de ropa y tomando sus cosas—. Cuando vuelva espero que hayas quitado ese estorbo de ahí en medio.

Cierra la puerta y desaparece. Miro el árbol con desilusión y me dispongo a recogerlo.

—¿Por qué tu hermana dejó de ayudar a decorar? —me detiene Tamara.

OPRAH

Estúpida navidad. No me gusta, me parece absurda y no entiendo la gente que se emociona poniendo adornos, no me transmite nada mirar un árbol o un belén, simplemente me estorban. Igual que Papá Noel, es simplemente un viejo con barba que da regalos, ¿quién inventó toda esa tontería?

Mi hermanita siempre tan emocionada con todo y siendo tan correcta, no sé cómo no se cansa, no entiendo de dónde saca esa fuerza de voluntad. Me pone de los nervios, por eso he decidido irme al gimnasio, he encontrado en el deporte una manera de relajarme en vez de tomándome esas pastillas que me dejan tonta todo el día. ¿Y qué si soy intensa y de emociones fuertes? Es lo que hay, si me cabreas la pagas.

—¿Qué haces entrenando en nochevieja? —me pregunta de repente Serena.

—La misma pregunta podría hacerte.

Ambas nos lanzamos una mirada en la que veo el mismo vacío y rechazo que siento yo. Eso me sorprende, ¿la hija de un presidente teniendo los mismos sentimientos que yo? Igual la monarquía y la república no son tan distintas.

—¿Quieres que entrenemos juntas? —me pregunta alzando una ceja.

Acepto asintiendo con la cabeza, no es que sea de mi total agrado entrenar con la líder y algo así como novia de mi hermana, pero vale.

Lo que quiero es no quererte (EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora