Un Bebe Para Navidad | BajiFuyu

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Pasado.

— Oi, Baji —lo llamo Mikey, con aquel tono desinteresado de siempre.

El mencionado —en aquel entonces de tan solo 15 años— solo asintió, sin perder su vista de aquel cielo completamente azul para su sorpresa.

«Tan azul como sus ojos... ¡Mierda!»

— No quiero ser entrometido.

— Ya lo eres —le respondió con sorna.

— Uh, eres tan despreciable —pucherea, sentándose a su lado—. ¡Ya dime que piensas! Últimamente mantienes por las nubes y eso me preocupa.

Un par de pequeños colmillos se asomaron, entre la reluciente sonrisa de Baji.

— ¿Manjiro Sano preocupado por mi? —cuestiono, sus facciones siendo ridículamente exageradas—. Me halagas.

— ¡Oh no mientas! —lo patea sin mucha fuerza— Tu culo siempre sera el segundo en mi lista de cosas importantes.

— ¿Cual es el primero?

— Mi querido Ken-chin.

El azabache lo miro perplejo por algunas minutos, antes de solo rodar los ojos y volver su vista al cielo. Ya no estaba tan despejado como antes, pero aun asi, el azul seguía predominando el espacio.

— Creo que me gusta Chifuyu —admitió finalmente.

— Ujum.

— Y también creo que es mi destinado.

— ¡Felicidades! Oficialmente eres el ultimo en saberlo.

Las cejas de Baji se alzaron al instante.

¿Le sorprendía? Quizas un poco. No es que no supiera que Chifuyu era su destinado, pero debía de admitir que paso 5 años negando lo que sentía. Por mas que trato, el pequeño Omega de campo se le termino metiendo a la fuerza en el alma y en algo tan débil como lo era el corazón.

Y Baji solo queria protegerlo.

Solo queria amarlo.

Después de todo aunque quiera, ya no podía seguir privando a su lobo a que no brincara de alegría cada vez que esos tiernos ojos azules lo miran.

— Mira Baji... Si quieres un consejo-...

— Los prefiero de Draken.

— ¡Cállate, lobo de alcantarilla! —Baji carcajeo divertido—. Volviendo al tema. Chifuyu merece que lo quieran Baji, ese pobre chico lleva cinco años escuchando como la mitad de nuestro grupo de bastardos lo alejan solo por ser Omega.

— A ti no te alejamos.

— Por que te faltan huevos —soltó una pequeña risita—. Y por que Ken-chin te tiene bajo amenaza.

— Ese hijo de puta...

— El punto no es ese —continuo—. El punto es que Chifuyu se merece mucho mas que tu culo flácido y egocentrista.

— ¿Crees que no puedo ser un buen Alfa para Chifuyu? —gruño ofendido.

— Eso digo —admitió sin una pizca de emoción en su rostro—. Mira Baji, te quiero ¿Si? Pero si tengo que patearte el trasero por hacerlo llorar, lo haré —susurro mirándolo a los ojos, con aquella expresión vacía que tanto miedo le causaba a Baji.

El Alfa a veces no terminaba de entender del todo a Manjiro.

— Entonces... ¿Tu consejo es que me mantenga lejos de Chifuyu?

— Nop, la verdad era que te pararas de allí, por aquí abundan mucho esas hormiguitas rojas.

— ¡¿Eh!? ¡¿Y por que me lo dices apenas ahora!?

Manjiro carcajeo mientras miraba a su amigo saltar por quitarse las hormiguitas inexistentes.

Sin embargo la reciente conversación rondeo en su mente por días, quizas por largas semanas.

Sabia que el destino tarde o temprano terminaría uniendo a ese par, sin embargo no podía evitar que el miedo se acumulara como demonio en su alma.

Después de todo, Manjiro solo queria lo mejor para Chifuyu y Baji.