🌼12-.Confesionario y furia.🌼

106 8 1
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Es horrible trabajar para Felicity

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Es horrible trabajar para Felicity. No digo que maltrate a sus empleados, de hecho es bastante amable con los demás, pero conmigo simplemente no tiene tolerancia alguna. Me grita porque sabe que puede gritarme, como si estuviera haciéndome pagar algo que no sé que le debo. He estado a punto de renunciar mil veces, pero cuando se lo digo a mi mamá, ella me toma de las mejillas con suavidad y me dice:

—Haz lo que debas hacer.

Odio que me diga eso por que nunca sé que es lo que debo hacer.

Si hiciera lo que debo hacer estaría en Boston acostándome con un tipo o riendo con mis amigas mientras estoy borracha. No puedo hacer ninguna de esas cosas porque no me perdonaría haber dejado a mi madre en sus últimos meses de vida.

Ah, por cierto, ya pasó mi menstruación hace semanas y sigo pensando en Nathaniel de manera sexual y un poco emocional. No puedo evitarlo, una parte de mí, la profunda, siente que él también piensa en mí de esa forma pero no lo sé con certeza.

A veces, cuando viene a desayunar a casa lo veo con fuerza intentando descifrar lo que siente o piensa cuando me ve. Quiero abrirle el cráneo con una cierra y partir su cerebro con bisturí y tener su cerebro en mis manos para diseccionarlo, poder rascar y rascar y saber si me quiere, si le atraigo, si me amaría. Me siento estúpida y me odio cuando pasa eso y él alza la vista, descubriéndome siempre, y frunce el ceño con incertidumbre, como si me preguntase qué bicho me picó.

—Tienes un piojo—miento tomando un mechón de su pelo entre mis dedos y fingiendo dejar caer el pijo al piso. Él rueda los ojos siempre, no le causa risa en lo absoluto, pero hay veces, muy específicas, en las que lo descubro mirándome también. Es extraño. 

Hoy estoy en la iglesia. No es domingo, pero la comunidad (mi madre y las mismas mujeres de siempre junto a Nathaniel) quieren hacer una colecta por Priscila, una anciana que no tiene con qué pagar su tratamiento contra la artritis. A veces me sorprende lo buenas personas que son todos aquí en general, pero más me sorprende que mi madre y Nathaniel sean las mejores, si es que hubiese algún concurso sobre eso. Lo que no me hace a mí una buena persona por puntuarlos, creo. Sólo estoy orgullosa, muy orgullosa, porque yo nunca había hecho estas cosas por nadie.

EL FATÍDICO AÑO EN EL QUE ME ENAMORÉ DE UN SACERDOTEWhere stories live. Discover now