Capítulo 4

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Estuvieron un poco más sobre aquel gran árbol, sentados en la misma posición, contemplando la inmensidad del lago y guardando silencio después de aquel dulce beso 

El corazón de Candy latía fuertemente y sentía que una calidez especial la acompañaba. El sonrojo de su rostro aún estaba presente y se sentía completamente diferente a la jovencita que subió a ese árbol unos momentos atrás.

Ese beso fue tan diferente al que recibió en el festival de mayo. Terry había sido tierno y delicado esta vez, y a pesar de que estaba sumamente nerviosa, pudo sentir la sinceridad del joven cuando la besaba.

Terry, por su parte también sentía su corazón latir a toda prisa, como si aquello que estaba experimentando perteneciera a otro mundo ¿Cuándo había sentido algo así? La respuesta era obvia, nunca. Por primera vez sentía que alguien estaba realmente en su vida y él deseaba que se quedara para siempre.

Sintiendo la luz del lago reflejada en sus ojos, se animó a hablar nuevamente a la joven después de su confesión.

-Candy... ¿Sabes cuál es el color del lago?

La joven lo miró, y dirigió su vista al lago para poder pensar en su respuesta. Las sensaciones en su interior le habían hecho enmudecer, y antes de que pudiera responder algo, Terry volvió a hablar.

-Le llaman "El color más antiguo el mundo" lo leí en alguna ocasión. "Sombra de cielo y aguas". Se dice que antes de que todo hubiera sido creado, ya existían desde siempre. No soy religioso, pero algunos afirman que es así.

Candy volteó a ver de nuevo el rostro del joven, observó su perfil mirando hacia el enorme lago mientras hablaba.

Candy volteó a ver de nuevo el rostro del joven, observó su perfil mirando hacia el enorme lago mientras hablaba

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-Entiendo. Es un color hermoso - dijo, con una tierna sonrisa.

-Lo es... ¿Estás bien? - preguntó Terry.

-Si... ¿y tú?

-Perfectamente - contestó, mientras le regalaba una galante y hermosa sonrisa.

Y ella con el rubor en su rostro, del que Terry se pudo dar cuenta, fue incapaz de sostener su mirada.

La atmósfera era tan romántica e irreal, que ninguno de los dos se dio cuenta, cuando el sol empezó a esconderse entre las colinas. Candy volviendo a la realidad, recordó que era tiempo de volver al colegio.

-Debo irme Terry, creo que está a punto de oscurecer - le dijo un poco apresurada, levantándose del tronco en el que estaba sentada.

-Tienes razón, creo que hemos perdido la noción del tiempo.

-Bueno, empezaré a bajar - anunció Candy, y comenzó a prepararse para descender.

-Déjame ayudarte, no sea que vuelvas a resbalar.

Terry, empezó a bajar primero para ayudarla enseguida.

Antes de dar el último salto para llegar al suelo firme, el joven la tomó de su cintura y la bajó con cuidado. Candy seguía con su corazón agitado, se sentía tan cerca de él y su cuerpo aún temblaba. El perfume del joven se había mezclado con el de su cabello cuando él se acercó y la besó.

Dulce VeranoWhere stories live. Discover now