Capítulo 6

1.4K 83 77
                                    

Al llegar a la residencia, Terry se dirigió a la estancia en la que estuvieron el día de la fiesta blanca y colocó a Candy en el sillón frente a la chimenea. Después, encendió el fuego para que pudiera calentarse.

-Debes cambiarte de ropa o podrías enfermar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Debes cambiarte de ropa o podrías enfermar. Creo que mi madre ha dejado algunas de sus prendas, tal vez puedan servirte.

-¿Ropa de Eleanor Baker? Pero si es una modelo, y mucho más alta que yo.

-En eso tienes razón. No puedo negarte que eres pequeña y que al parecer has subido de peso en estas vacaciones.

-¡Terry! ¡Eres un cretino! - exclamó, cruzando sus brazos.

El joven comenzó a reír.

-Estoy bromeando pecosa. Pero estoy seguro de que algo podrá servirte. Puedes aprovechar este tiempo para secar tu ropa.

-Me parece bien - mencionó ella.

-Ven, te mostraré dónde está la habitación.

Después de subir por unas elegantes, pero ya antiguas escaleras, Terry la llevó al cuarto donde había estado hospedada su madre. Candy pudo ver que efectivamente en uno de los roperos había ropa de la afamada actriz. Así que después de que el joven la dejara en la habitación y le diera también algo para curar su tobillo, eligió las prendas que consideró más apropiadas; un vestido que era más corto que los demás y la misma bata de seda que Terry le había prestado días antes.

Cuando Candy terminó de cambiarse, se dirigió a la chimenea donde antes estaba, puso su ropa cerca del fuego para que pudiera secarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cuando Candy terminó de cambiarse, se dirigió a la chimenea donde antes estaba, puso su ropa cerca del fuego para que pudiera secarse. Se percató de que Terry no se encontraba en ese lugar, así que lo buscó en las habitaciones contiguas, y se dio cuenta de que el joven, estaba frente a las estanterías repletas de las obras de Shakespeare.

Él, en ese momento se encontraba leyendo. Cuando Terry la vio llegar, cerró el libro que tenía en sus manos y le sonrió.

-Veo que también te has cambiado. Y hasta has puesto una venda en tu herida. Ahora me doy cuenta de que en verdad no me necesitabas - dijo ella.

Dulce VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora