SUPRESORES (INCESTO) (Stony)

634 33 0
                                    

ESTE FIC CONTIENE INCESTO. 


Aquel día su autocontrol por fortuna resistió, él lo hizo pues su alfa deseaba ir con el omega y borrar cada rastro que había dejado ese otro alfa. Tomó varios supresores para calmar sus instintos y aquel calor que quería emerger, su celo era dentro de un mes y tal parecía querer adelantarse al sentir su territorio invadido por otro alfa, en especial después de ver como tomaba a su omega. Así es, su omega, aquel pensamiento fluyó con su instinto, pero perduró con una agradable sensación. Aún podía percibir su aroma en la casa, en especial en la habitación de Tony. Aquello le molestaba demasiado. Por ello evitaba acercarse, además de que al hacerlo además de sentir el aroma de ese alfa recordaba lo que había hecho ese día, se sentía avergonzado, pero no había rastros de culpa. Y aquello lo carcomía.

Su relación con el omega cambió y no para mejor siendo exactos, pues al día siguiente fue ignorado brutalmente por el contrario, ignorado solamente pues fue cuando su autocontrol volvió a encontrarse al límite del abismo. Su hijo recorría la casa únicamente en ropa interior, sabía que era un plan elaborado por él, teniendo como intención acabar con la última gota de autocontrol que le quedaba y ciertamente está resultando. "Descuidados" roces, mientras que terminaba de acercar la comida a la mesa, Tony acercó los cubiertos, él ya se encontraba sentado en su lugar, pero cuando el omega dejó los cubiertos a cada lado del plato paso sus manos por encima de sus brazos, en un recorrido lento hasta llegar a sus hombros, aplico solo un poco de presión para después alejar sus manos.

Aquel recorrido dejó una estela de calor por el lugar que había tocado. Creyó que hasta ahí llegaría, pero estaba en un error.

Durante toda la comida, lo vio jugar con ella. Vio como lamía sus dedos cuando estos se ensuciaban con la crema que le había puesto a los emparedados que había hecho, evitaba verlo cuando lo hacía, pero había algo que lo hacía imposible. Su mente volaba, se adentraba y hacía emerger sus sucios pensamientos, haciéndolo imaginar al omega haciéndole una felación, sus mejillas sonrojadas, su húmeda y hábil lengua recorriendo su falo para después meterlo a su boca. Mordió ligeramente su lengua, intentando parar esos pensamientos y no dejar salir un jadeo ante la imagen en su mente y frente a él. Cuando terminaron con los emparedados, creyó que todo había terminado, pero no fue así, el juego perverso de Tony acababa de iniciar. El postre estaba siendo su perdición, desde que era pequeño tenían la costumbre de que después de cada comida podían servirse un poco de helado. Sintió una punzada en su entrepierna, se acomodo un poco la ropa, su erección dolía de tan solo ver a su hijo lamer la cuchara para no dejar nada de helado ni de chocolate.

Fantasía tras fantasía cruzaban su mente, imaginar el lamer de su piel acaramelada, el chocolate, el helado. Cuando terminaron vio a Tony ponerse de pie y caminar en su dirección.

— ¿Estás bien Steve? Te noto tenso, acalorado, tus mejillas están coloradas — este se recargo contra la mesa quedando frente a él. Las manos de su hijo estaban frías por el helado, haciendo un contraste exquisito con su cuerpo que parecía haber subido de temperatura.

Tony acarició una de sus mejillas, comenzando un nuevo camino. Está bajo por su cuello, recorrió su hombro y siguió a su pecho.

— T-tony...— jadeo, su mirada estaba conectada con la mirada avellana del menor — e-esto no está bien... — intentaba convencerse de que así era, pues su alfa lo único que quería hacer en ese preciso instante era abalanzarse sobre él y tomarlo sobre la mesa, para cumplir con todas esas fantasías que cruzaron por su mente durante ese tiempo.

Sus palabras no parecieron importarle pues su mano continuó bajando, recorriendo su abdomen, fue ahí donde tomó su muñeca para detenerlo. Su mirada veía la determinación en los hermosos ojos avellana de su omega, sí, su omega, pues había dejado de ser su cachorro desde hacía mucho.

OMEGACEMBERWhere stories live. Discover now