EL FANTASMA DE LAS NAVIDADES FUTURAS (I'LL HAVE A BLUE CHRISTMAS WITHOUT YOU)

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La primera vez se había despertado con golpes en la frente. La segunda vez con música.

En esta ocasión le despertó el frío. Subía por sus pies hasta la espalda. Buscó a tientas el edredón para taparse, pero no había nada a su alrededor.

Intentó resistirse aún unos segundos y cerró los ojos con más fuerza, incluso sabiendo que era inútil.

Al menos este, según sus cálculos, era el último tramo de este viaje.

Pestañeó con cuidado. Cuando se había quedado dormido la última vez, podría haber jurado que estaba a punto de amanecer. Pero su habitación estaba a oscuras de nuevo. 

Buscó a tientas el interruptor de la lámpara de la mesilla de noche, pero deseó no haberlo hecho.

El Roi disfrazado de baile de promoción americana había sido divertido. La Amaia de tul rojo entrañable.

La tétrica figura de negro al pie de su cama no era ninguna de las dos cosas. 

No era que tuviese miedo exactamente, después de todo sabía que no era real, pero el frío que le había despertado se transformó en tristeza al fijarse bien en aquella figura. 

- Buenas noches- no tenía sentido intentar evitarlo, era mejor seguir la corriente de aquel absurdo. 

Al contrario que sus predecesores, que habían tomado prestada la figura de alguno de sus amigos, era difícil saber si este espectro se parecía a alguien. La túnica oscura le cubría de pies a cabeza y la capucha tapaba su rostro.

- Ya sé lo que me vas a decir- Luis retrocedió incómodo en la cama, con la imperiosa necesidad de poner distancia entre él y la figura.

Pero esta se limitó a levantar una mano y le hizo un gesto para que se acercase. En silencio.

Poco había que hacer más que obedecer y dejarse llevar. Cerró los ojos con fuerza y dio un paso al frente como quien lo habría hecho al vacío.

Al abrir los ojos estaba en la oficina de sus representantes.

Parecía claro que este fantasma de las navidades futuras no tenía intención de hacer el trayecto más dulce. No había nada que se pareciese más a la idea que tenía del infierno que someterse a una de las interminables reuniones de estrategia con las que lo torturaban a menudo. 

- A estas alturas no le importaba a nadie- detrás de la mesa que solía ser de Miquel había una mujer pelirroja a la Luis no había visto nunca, sosteniendo el teléfono entre el hombro y la barbilla, mientras con las manos tecleaba a toda prisa en un portátil- pero supongo que habrá que sacar una nota de prensa igualmente. 

Le hizo un gesto a una de los ayudantes que esperaba detrás de la puerta de cristal para que pasara. Luis la había visto unas cuantas veces, incluso en alguna ocasión le había acompañado en algún evento.

Paula, estaba casi seguro de que ese era su nombre, tenía los ojos hinchados de llorar. La mujer del despacho levantó una ceja.

- Por favor- su voz era dura- si no vas a estar calmada, pásame a mí a la prensa. No podemos montar un espectáculo.

- Pero tú no le conocías- la más joven de las dos parecía realmente afectada.

Luis sintió un extraño vacío en el estómago al escuchar esas palabras. No era complicado deducir por la conversación  que alguno de sus compañeros de profesión había fallecido. A juzgar por las primeras palabras de la primera, uno que ya no atraía demasiado el interés de la prensa.

La mujer detrás del escritorio arrugó el gesto.

- ¡Por el amor de Dios!- bufó- Incluso se puede reciclar una nota de algún otro idiota al que se le fueran las manos con la coca. Estamos desolados...demasiado joven...lo de siempre.

Cuento de navidadWhere stories live. Discover now