Cariño, está nevando afuera

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Eren realmente lo estaba intentado, pero no podía dejar de fruncir el ceño cada que Mikasa hablaba con mucha confianza con cualquiera de la mesa. Ya habían comenzado a cenar y el ambiente era bueno, para todos menos para el castaño.

Tenía una duda sobre qué Mikasa es la real. La que él conoce, que siempre está callada en clase, que pocas veces participa en algo y solo habla con su grupo exclusivo de amigas. O esta Mikasa que se ve feliz, habla con todos y reparte una que otra sonrisa.

A Eren nunca le han gustado las personas falsas y por un momento se arrepiente de haberla dejado pasar a su casa. Gracias a Dios tocan el timbre, no lo piensa dos veces y se levanta para abrir. No reconoce al extraño en la puerta, es otro rubio, unos centímetros más alto que él y en definitiva tiene más masa corporal. Trae un suéter navideño, tiene que ser el amigo de su hermano.

El moreno lo dejó pasar y observó desde la entrada la siguiente escena.
Zeke presenta a su amigo como Reiner, dice que es más chico que él y se conocen porque está dando un servicio en el hospital donde trabaja. Reiner molesta a Mikasa porque no trae un suéter y ella se pone roja como un tomate en cuestión de segundos.

Sus mejillas se ruborizan muy seguido.

La azabache se excusa diciendo que trato de conseguir uno, pero al final no encontró nada. Reiner ríe y le ofrece a Carla dos cajas grandes de chocolate, ella dice que no era necesario pero los acepta gustosa.

Su madre lo llama para que regrese a la mesa, Eren sale de su trance y a paso lento se acomoda de nuevo a lado de Mikasa. Come en silencio, escuchando lo que los de más tienen que decir, tampoco es como si él tuviera mucho que contar. A pesar de todo, su mente seguía insistiendo en esta Mikasa falsa y como probablemente o le está viendo la cara a sus padres o realmente no le agradan sus compañeros de clase.

Se inclina más por la primera opción, ya que recuerda cómo su madre, Carla, solía decirle cuando iban de visita a otro lado que se comportara y fuera un buen chico. Así es como luce Mikasa, como una chica bien, perfecta. Con su tenedor, Eren estaba tratando de picar un pedazo de carne cuando sintió muy de cerca el brazo de la chica de cabellos negros. La miró disimuladamente, sus brazos estaban juntos y ella irradiaba tanto calor.

Tal vez por eso siempre tiene frío con lo el más mínimo cambio de temperatura.

Ella colocó un mechón de cabello tras su oreja derecha, Eren la observó atento y de ahí regresó a su atención a la comida, al mismo tiempo que el brazo de la chica volvía a su lugar.
Sintió lo mismo en su pierna, Mikasa en serio estaba muy cerca. Decidió ignorarlo y seguir comiendo tratando de disfrutar de su familia.

•~•~•~•

Una hora más tarde estaban en el sofá y ella seguía pegado a él, era lógico, se supone que era su invitada. Eren se levantó un momento para ir hacia la cocina y servirse un poco de ponche cuando alguien le habló.

—Si estás incómodo puedo irme —era Mikasa.

Eren se giró para verla.

—No lo estoy —mintió, obviamente.

—Si lo estás ¿te arrepentiste de la invitación?

—No —él frunció el ceño—. Pero no se cual es la verdadera tú y eso me está molestando —confesó.

Mikasa parecía levemente confundida.

—En clase nunca hablas, esta es la primera vez que te escucho decir demasiadas palabras.

—Tu mamá me cae bien —respondió después de varios segundos de silencio— es una buena persona, tal vez por eso he hablado mucho —bajo la mirada, tomó la parte final de la bufanda y jugueteó con esta.

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