Capítulo #4

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Perdón por errores ortográficos.

Elizabeth Prentiss.

Saludo a todo el que se me cruza, no hay mejor manera de relacionarse que en este lugar.

Sonrisa por aquí, sonrisa por allá. Las horas pasan y empiezo a sentir el desgaste por andar con un vestido pesado en tacones finos.

Me rio del amargo chiste del senador de Florida. Es un imbécil, pero no hay que hacérselo saber.

Camino alejándome del molesto hombre. —Elizabeth Prentiss, tanto tiempo sin verte.

Me doy vuelta con mi sonrisa característica ante la voz tras de mí y mi cara cae al ver de quién se trata.

No puedo ni siquiera fingir una sonrisa, realmente desprecio a este hombre.

—Carl Haffner, ha pasado un tiempo. —digo entendiéndole la mano. La cual no toma.

—Vamos Elizabeth, somos viejos amigos, merezco más que una estrechada de mano—dice sonriendo sórdidamente.

Me tenso cuando me abraza y besa mi mejilla. Rápidamente, pero con educación, lo apartó.

—Un placer verte —le digo alejándome con disimulo.

—Nos miraremos muy seguido tú y yo Elizabeth, y más ahora que puede que seamos familia—me dice lo suficientemente fuerte como para que yo escuche, pero que nadie más lo haga.

—¿Qué dijiste? —sonríe de lado.

—Tu preciada única hija, está, como se dice educadamente. Coqueteando, con mi hermano menor. —dice y por inercia busco a Emily. Sigue bailando con James.

—¿James es tu hermano? —pregunto confundida. No hay manera de que el encantador de James lo sea.

—Así es, Elizabeth.

—Sus apellidos no concuerdan. —alegó.

—Él es un bastardo de mi padre. Así que lleva el apellido de su puritana Madre.

Me giro hacia él.

—Ten una buena noche, disfruta la gala. —digo a modo de despedida.

Camino hacia donde Emily, mientras observó a James ir por alcohol. Todas las alarmas dentro de mí suenan. Los frutos no caen tan lejos del árbol.

Sujeto a Emily quien me busca con la vista. No es necesario que siga buscando, ya que la tomo del brazo.—¿Te divertiste Emily? —le pregunto tratando de llevarla por agua, y alejarla de Harrison.

—Más o menos, me gusta bailar, más no consideró que James y yo seamos combatibles—me informa y agradezco mucho escuchar eso

—Me alegro—le digo. Me mira con expresión de preocupación y sé que fracase en la operación disimulo.

—¿Qué sucede madre? —me pregunta y le paso agua para que la digiera.

Me siento tentada a decírselo, ahorita, pero decido no hacerlo, aquí las paredes escuchan. —Ya me voy a retirar de la fiesta y tú lo harás conmigo—le demandó, no hay manera de que yo la deje sola aquí. No respondo a su pregunta, y sé que está a punto de repetírmela. Pero no se lo permite.

—¿Dónde está James?—pregunto para despistar —Fue por otra copa, la cual ya no tomaré, una más y no podré levantarme—se ríe — Realmente me pasé de copas.—me dice y otra alarma se enciende dentro de mí.

La miro en busca de la posibilidad de que haya ingerido algo más que alcohol. Pero me detengo cuando veo al hermano del asqueroso de Haffner atrás de nosotras.

Tu y Yo Where stories live. Discover now