3

1.3K 107 32
                                    

Corregido solo una vez; posibles errores en el transcurso del capítulo, pido perdón.

- 3 -









Misión del día: Fallida.

Observación: Mi dignidad no ha de ser pisoteada tan pronto.

Ahora, el instituto:

Cuando estudias en un instituto donde los jóvenes son potencialmente buenos... en casi todo. Entras en esa zona mental en la que quieres destacar, buscas ser mejor que los demás y obtener sobresalientes en clases para que las personas te miren como la pura excelencia. Querer ser lo mejor era algo que se padecía en mi familia; destacar. En mi caso aplicaba en el instituto.

Yo fui la mejor en todas mis clases hasta que llegó Preston Barnes, él arrasó con todo, destacó sin decir mucho, solo lo necesario, y eso lo diferenció.

Me bajó de la nube donde me encontraba, y así fue como terminé siendo la segunda. En todo.

—Tenemos cinco años consecutivos siendo los ganadores en estos combates, Devon —explicó la profesora Maslow—. Este año no puede ser la excepción.

—Lo tengo en cuenta, no la voy a decepcionar—asentí decidida.

La profesora Maslow me invitó a su oficina para hablar sobre algunas pautas del combate de ajedrez. Llevaba media hora diciendo que el primer lugar debía ser de nosotros, que no podían haber faltas, y que ella misma me iba a entrenar, de ser necesario, por dos meses hasta que llegara el gran día.

—Ahora ve a la biblioteca a buscar un ejemplar de el juego de la vida, te servirá mucho—mientras decía aquello, escribía en una hoja de papel un pase para retirar el libro, luego lo firmó y selló hasta extenderlo hacia mí.

Murmuré un simple gracias y abandoné su oficina.

Debían ser las once de la mañana, ya había entrado a dos de mis clases y durante ellas traté de centrarme para no pensar en lo que eran mis vagos pensamientos mundialista.

Dejé de ser Sherlock Holmes para ser la menor de los Rutherford; Esa pequeña de un metro sesenta y cinco que no le sonreía a todo mundo, que mantenía pocas amistades, que prefería ir de fiesta cuando le daban ánimos para llamar un poco la atención de sus estrictos y cuadrados padres, solo para medir los cambios, nunca habían cambios. Y, como todas las mañanas, me paseaba por los pasillos del instituto como si nada pasara, siendo lo que Thea me consideró desde el primer día de clases cuando entablamos una conversación; un bloque de hielo.

—¡Devon Elvira Rutherford!

Y esa chica que venía hacia mí con su voz extremadamente tierna era Rohamy, o más conocida entre los grupos sociales como Roha, o Romy.

—Buen día, Romy—le saludé como de costumbre, de forma cordial y con una sonrisa.

Rohamy se acercó hasta quedar frente a mí, y me dió un beso en cada mejilla. Olisquee su agradable aroma a flores silvestres que hacía juego con su personalidad y vestimenta, todo de ella era perfección y bondad, a excepción de sus relaciones amorosas que—no venía al caso, pero—era un tema a debatir entre Thea y yo porque la chica silvestre solo salía con verdaderos chicos malos, de esos que a simple vista decían: Te voy a destrozar la vida, y quizás te encante porque eres masoquista.

—¿Biblioteca?—preguntó señalando el papel entre mis manos.

Asentí.

—Bueno, te acompaño—me cogió por el brazo como lo haría Thea y comenzamos a andar en dirección a la biblioteca—. Michigan me comentó algo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 02, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Blut - [Más allá del infierno]Where stories live. Discover now