Capítulo 34 "El Más Buscado del Inframundo"

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Estrella llegó con aire triunfante y altanero junto con su ejército al pueblo principal, la gente la recibió con ovaciones, de una u otra forma, se habían enterado de que ella misma fue a enfrentarse a los septarianos que robaron el territorio del pueblo pescador, no lo recuperó, pero logró poner a raya a esas bestias y si intentaban algo más podría volver a atacar ahora que sabía dónde estaba su campamento.

Las jaulas estaban cubiertas por una pesada tela oscura que no permitía ver a los campesinos que se hallaban dentro no eran monstruos ni septarianos, sino que la mayor parte eran mewmanos como ellos, con la única diferencia de que no tuvieron tanta suerte en la vida y eligieron aceptar el trato de las criaturas de sangre fría. Todos estaban amontonados, no había ni centímetros de distancia entre cada uno, hubo algunos que se lastimaron por los picos, cuernos o espinas de los pocos septarianos que fueron capturados.

Estrella y sus soldados entraron al castillo y los guardias alejaron a la gente para cerrar las enormes puertas. Estrella se bajó de su guerricornio y le indicó a un par de sirvientes que lo llevaran a su establo —queridos guerreros, debo felicitarlos, la batalla de este día fue gloriosa, esas lagartijas huyeron despavoridas de nuestro gran poder— la mujer comenzó su discurso, eufórica —ahora, los soldados con heridas más graves vayan a la enfermería, el resto va a dividirse las tareas, general— el mewmano se acercó a la mujer y le dio una reverencia.

—Retiren la cubierta— mandó Estrella, el general les hizo una seña a los soldados junto a las jaulas y estos atendieron la indicación, los mewmanos rebeldes y los lagartos se asustaron al ver la luz del sol de atardecer sobre las torres del castillo Butterfly —sepárenlos, quiero que a los mewmanos los pongan en las celdas comunes, ya saben a dónde llevar a los septarianos— Estrella mantenía un cínica sonrisa frente a los prisioneros.

—Y no se preocupen, mis súbditos...— dijo en tono burlón —si admiten su error y rectifican, podrán volver a ser parte de mi pueblo, en cuanto a las demás aldeas, me aseguraré de que a nadie si quiera se le ocurra huir y unirse a esos salvajes...— advirtió de forma amenazante, los mewmanos se estremecieron, pero los septarianos sólo pensaban en su propio destino.

Los soldados sacaron a los prisioneros mewmanos, los esposaron, y se los llevaron a empujones mientras que a los septarianos los dejaron dentro y los llevaron fuera del castillo. Una sombra en el cielo se aproximó hasta Estrella, la mujer pensó que sería el grifo que le estuvo causando problemas durante la pelea, pero para su suerte era Azrael, el demonio se veía agotado, su cabello estaba despeinado y una de sus alas estaba rasgada.

—¿Dónde estabas? Te envié a que te deshicieras del grifo y sólo desapareciste— reclamó la mewmana. 

—Lo intenté, pero tuve unos ligeros problemas— replicó el hombre señalando su ala dañada. 

Estrella sobó su frente con su mano, estaba muy cansada para discutir —mira, ve a descansar y después nos vemos— dijo resignada, Azrael adoptó una apariencia más mewmana y se fue caminando de ahí.

Estrella entró al castillo y ordenó a la servidumbre que le preparara un baño y ropa limpia, necesitaba relajarse después de su contundente victoria. 

Una vez que terminó de asearse y de ponerse un largo vestido morado que solía usar dentro del castillo, salió en busca de su esposo e hija. Llegó al cuarto de su pequeña, se encontraba con su padre jugando a la hora del té.

—¡Mamá! — exclamó Comet emocionada al ver a Estrella asomarse por la puerta. 

—Estrella, volviste— su esposo se puso de pie, estaba feliz y aliviado de ver a su mujer de vuelta y con vida, Estrella alzó a su hija en sus brazos y recibió un cálido abrazo de su marido. 

Toffee: El Último Guerrero de Septarsis - El Legado de Mewni Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora