Capítulo 12

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Camilo caminó con cuidado por los pasillos, ahora que estaba acompañado de su tío, era mucho más difícil no hacer ruido.

—Muy bien, solo tenemos que ir hasta- —Camilo estuvo muy cerca de terminar la frase, pero un ruido a lo lejos lo desconcentró.

No pudieron evitar notar que la puerta de la habitación de Isabela estaba abierta. Un ruido misterioso salía de ahí; la curiosidad les ganó y tuvieron que ir a investigar.

Cuando llegaron, en el interior encontraron a una Mirabel atónita, estaba mirando una escena que le parecía un poco irreal.

Camilo aprovechó el reencuentro sin dudarlo.

—Mirabel, ¿hablaste con tu hermana? ¿Todo salió bien? —Camilo apoyó su mano sobre su hombro para captar su atención.

—Ah, sí, sí. Bueno.. es una larga historia. En resumen, le expliqué todo a Luisa, Luisa nos dio su apoyo, resulta que nuestra "historia" la emocionó mucho, eso mismo le dio a Dolores el valor de venir a confrontar a Isabela y "reclamar" el amor de Mariano.. —Mirabel señaló con la mano a Dolores y a Isabela, estaban abrazadas y pidiéndose disculpas mutuamente—. Se pelearon por un rato, pero ahora.. se están abrazando emotivamente porque resulta que Isabela no quiere casarse con Mariano, solo lo hacía para ver contenta a la abuela.

Mirabel miró con algo de decepción la escena, por un lado estaba feliz de que su hermana había dejado de lado su fachada de mujer perfecta para confesar la verdad; pero por otro, le costaba creer que siempre fue así de fácil solucionar todo este asunto. 

—¿Y a ti? ¿Cómo te fue? —Mirabel le devolvió la pregunta a Camilo.

—Bueno.. —Camilo se hizo a un lado para que su tío Bruno le diera un pequeño saludo a su prima—. Digamos que me fue bastante bien.

Mirabel no pudo evitar mirar con algo de miedo a su tío, pero muy pronto se acostumbró a su presencia; dejó que Camilo la convenciera de que en realidad él no era tan tenebroso como todo el mundo lo pintaba.

Luego de compartir con ella el plan que tenían, los tres caminaron con cuidado hasta el cuarto de Antonio. Camilo quiso tocar la puerta, pero su hermano menor se le adelantó y abrió sin más.

—Antonio, necesitamos que- —las explicaciones de Camilo se vieron opacadas por un "shh" que Antonio soltó a la mitad de la charla.

—Está bien, las ratas ya me contaron todo. ¡Pasen! —Respondió el menor sosteniendo a una pequeña ratita en su mano izquierda.

Y eso hicieron, Mirabel, Bruno y Camilo entraron a la velocidad de la luz, se aseguraron de cerrar bien la puerta a su paso.

—¿Es suficiente espacio? —Le preguntó Camilo a su tío.

—Sí, servirá —Le respondió y luego se sacudió los brazos y las manos—. Comencemos.

Bruno le pidió ayuda a Antonio para que sus animales se apartaran y marcó un círculo enorme de ceniza en la cima de un robusto arbol.

—Les advierto que puede llegar a ser algo aterrador —Bruno roció algo de ceniza en el centro del círculo, cuatro mini círculos de ceniza para ser exactos—, la última vez que tuve una visión, me aterró tanto que me tuve que esconder por diez años, ja, ja...

A pesar de que la intención de Bruno era calmar el ambiente, su comentario puso muy nerviosos tanto a Camilo como a Mirabel.

Bruno se aclaró la garganta y sacó de su camisa algunas hojas y un poco de sal. Le encendió algo de fuego a las hojas y se echó la sal por encima de su hombro izquierdo.

—Será mejor que se agarren. —Mirabel se agarró con fuerza a la mano derecha que su tío le ofreció, Camilo hizo lo mismo con la izquierda—. Pase lo que pase no se salgan del círculo, ¿está bien?

Los dos jóvenes asintieron con seriedad y dejaron que su tío se concentrara.

Un inquietante viento se levantó de la nada, las cenizas resplandecieron con un potente brillo verde, estas mismas se alzaron hasta formar una cúpula de polvo.

Bruno abrió los ojos y el brillo que emanaban no era en lo absoluto natural, ambos jóvenes se soltaron a medias para poder apreciar con cuidado las imágenes que las cenizas formaban en el aire.

Se podía ver a Camilo y a Mirabel en esas visiones, ambos tomados de las manos y acercándose cada vez más mientras a lo lejos un potente estruendo arrasaba con todo. Sin embargo, ambos lucharon por no soltarse el uno al otro.

La imagen se hizo cada vez más clara y mostraba el pueblo en el que vivían hecho pedazos, esas mismas grietas que destruían el pueblo provenían de la casa de los Madrigal.

Entonces vieron el final de antes, Camilo siendo el centro de la destrucción de su propio hogar.

Camilo se levantó para obtener muchas más respuestas, tenía que haber algo más que les diera alguna pista de como evitar ese futuro.

Buscó en muchas partes algo que le diera alguna señal, sin embargo, no encontró nada.

No fue el único, Mirabel también intentó ver algo más allá, pero no consiguió un resultado distinto.

—¡¿Lo ven?! No hay nada más. Eso es todo lo que puedo mostrarles —Gritó Bruno sin dejar de concentrarse.

—¡No, tiene que haber algo más! —Camilo se alejó de su tío cada vez más, su desesperación por cambiar su destino lo guiaba ahora—. ¡Cualquier cosa, lo que sea!

—¡¡No, Camilo espera, no te salgas del-!! —Bruno se dio cuenta muy tarde de que Camilo había roto el círculo de ceniza al alejarse demasiado y las imágenes que se mostraban ahora eran mucho más oscuras y crueles.

La cúpula de polvo se tornó negra y sombría, las visiones se volvieron agresivas y ahora dejaban ver que el estruendo de antes tenía la forma de su abuela. O más bien dicho, su rostro, un rostro enfurecido.

Un rostro enorme que engulló completamente a la Mirabel de esa visión y arrastró sin piedad a un Camilo que quiso salvarla de esa inmensa oscuridad.

La nueva visión recorrió toda la cúpula de polvo, una enorme imagen se mostró a Camilo siendo arrojado y abandonado por su abuela en los límites del pueblo en el que vivían, su rostro reflejaba un miedo profundo.

Cuando el Camilo de esa nueva visión quiso levantarse para regresar, su figura se desvaneció totalmente en el aire. Todo mientras su abuela caminaba en dirección opuesta sin siquiera detenerse para mirar atrás.

Bruno decidió que ya había sido suficiente y deshizo la cúpula. Una losa de vidrio se formó entre sus dedos, una que mostró a Camilo siendo expulsado de su pueblo natal al que no podría volver jamás.

Los dos jóvenes miraron con pavor a su tío.

Este les devolvió esa misma mirada, pero reaccionó rápido a la situación, tomó con fuerza esa losa y la partió entre sus piernas.

—Eh... vamos a ignorar que eso pasó —les dijo y se limpió las manos mientras respiraba profundamente—. ¿Quieren intentarlo de nuevo? ¿Les parece si intentamos de nuevo? ¿Sí?

Ninguno de los dos respondió por un largo tiempo, estaban demasiado alterados como para hacerlo.

Mirabel respiró hasta calmarse y rompió el silencio.

—S-si, hay que intentarlo de nuevo. ¿Tú que dices Ca-? —Mirabel se giró hacia su primo, pero él ya se había ido corriendo hace mucho.

Ella se asomó para mirar hacia abajo, pudo alcanzar a ver a Camilo correr y cruzar la puerta de la habitación de Antonio como si no hubiera un mañana.

Asfixia || Camilo Madrigal X Mirabel Madrigal || EncantoWhere stories live. Discover now