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[En esta historia el siniestro plan de Calderón y Mendoza no existe.]

La asistente de presidencia yacía en su escritorio, sentía que su cabeza iba a explotar, estaba temblando, se sentía extremadamente mal, no sentía las piernas, se sentía enferma, su cabeza estaba apoyada en su escritorio, sus brazos envueltos al rededor de esta.

El presidente entró en la oficina, al verla pensó que estaba durmiendo, iba a gritarla hasta que escuchó unos sollozos, noto que ella estaba temblando, se acercó a ella, no sabía cómo reaccionar, nunca le había pasado esto, pero recordó la manera en que Marcela había consolado un día a Mariana y a Patricia.

Acaricio su cabello, inmediatamente un olor a vainilla recorrió por sus fosas nasales, el olor hizo sonrojar al frio presidente de Ecomoda, quien lo diría, su fea asistente hizo que se sonrojara por primera vez.

Con una voz tierna y serena le pregunto -¿Que le pasa Beatriz?- la tierna azabache se sobresaltó al escuchar la voz de su jefe, rápidamente reincorporó pero aún estaba pálida y con la mirada perdida.

- Que pena doctor, me siento mal eso es todo -  dijo con un tono cansado, se le notaba que se sentía mal, tal vez un resfriado, esa no era la Betty que le daba paz y tranquilidad, la cual le daba luz y alegría cuando lo saludaba, esa no era la Betty que le gustaba.

- Beatriz la llevó a una clínica -Dijo el accionista preocupado, ella solo negó con la cabeza ya que sentía tanto dolor que su boca no daba para responder - No le estoy preguntando, es una orden, se puede descompensar aquí.

Beatriz estaba demasiado cansada como para discutir con su jefe, aceptó, Armando la dirigió hacia el ascensor, el la sostenía de la cintura ya que ella estaba débil, esperando el ascensor se encontraron con Marcela.

- ¿Que le pasa a tu asistente?-Dijo algo molesta por la forma tan cariñosa en cómo la agarraba.

- Beatriz está literalmente volando en fiebre, si no la llevo rápido a un hospital le puede pasar algo malo.

Marcela será un persona de carácter fuerte, pero no le gustaba la idea ver sufrir a alguien, los dejó irse sin más problema.

En el camino al hospital, era como si en el asiento del copiloto llevaran un cadaver, con la mirada perdida, con el pelo alborotado y la respiración entrecortada, el frío presidente se preocupaba más, paro en una esquina para revisarla, ella no se daba cuenta de lo que pasaba al rededor, sus ojos se cerraban poco a poco, sentía demasiado sueño, el le desabrochó dos botones de su camisa para que pueda respirar mejor y acomodó su pelo, se acercó un poco a su pecho para ver si seguía viva, lo comprobó, pero al acercarse sintió la calidez de su cuerpo y como su perfume lo embriagaba, ¿Que me esta pasando? Se preguntó así mismo.

Siguió avanzando hasta llegar a la clínica, ahí unos médicos los recibieron llevando a Beatriz de urgencias, él sentó una de la sillas de la sala de espera muy preocupado, ¿Por que se sintió de esa manera cuando se acercó?¿Por que le gusta tanto su calidez?.

-¿Te has enamorado de Beatriz? -susurró

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¡Acá ta!

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