II

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Ahora los dos se encuentran en el apartamento de el presidente, todo estaba arreglado, hace unos días Armando había cambiado la cerradura de la puerta de entrada, el vigilante tenía terminantemente prohibido hacer pasar a Marcela Valencia o a Patricia Fernández, estaban seguros aquí. Desde aquel incidente Armando logra sacarse de la cabeza a Beatriz, la forma tierna en la une sonríe con los brackets y el aroma a vainilla que desprende al pasar, sus sedosos rizos y su bello mirar, ¿Así se sentirá enamorarse por primera vez?, las manos sudorosas, el nerviosismo con el que ellos hablan, como a cada momento del día cruzan miradas, se sentía como si de nuevo fuera adolescente, ¡Que cruz!.

Ahora el le entrega un camisón de seda púrpura de encaje, mantiene un escote en V, ella lo miró a los ojos confundida, el le ordenó que se lo pusiera, se dirigió al baño pero unas manos la detuvieron.

- Quédese acá. - Dándole por entender que quería que se cambiara en frente de él, eso hizo, se deshizo de esa falda, dejando a la vista unas braguitas realmente sensuales, las desliza por sus piernas y empieza por desabrochar el saco y la blusa que traía, dejando ver un sujetador tan sensual que enseguida se deshace de este mismo, al igual que los zapatos. Su cuerpo era Perfecto, delgado, su cintura era pequeña, sus muslos no era ni tan grandes ni pequeños, era perfectos al igual que sus senos, se había quedado sorprendido por la sensualidad que la mantenía escondida, detrás de esos trapos, que no se dio cuenta que Beatriz ya puesto el camisón. - Muy bien Beatriz, échese en la cama. - Se echo en la cama de manera delicada, el se quitó el saco y los zapatos, se recostó al lado de Beatriz, Armando apoya su cabeza en el pecho de la asistente de presidencia y la abraza, la economista estaba viendo al verdadero Armando, no era neurótico y frío, eso solo era un disfraz para poder encajar en su círculo social una manera de esconder la carencia de amor a causa de sus estrictos padres, amor que busco en muchas mujeres pero ninguna lo consiguió, excepto ella. El accionista sentía que estaba en casa, en su lugar seguro, por primera vez estaba sintiendo el amor, la calidez del cuerpo de su asistente le recordaba al poco cariño que le daba su madre de niño. La economista sintió por primera vez la ternura el sentía hacia ella, mientras que él jugueteaba , ella acariciaba el cabello de este, pronto alcanzaron el sueño, durmiendo por unas horas, oh hasta que él Marcela comenzara a molestar; todo está confirmado estos jóvenes se aman y los dos lo saben, lidiar con él dirán es lo de menos, lo que ahora importa es el amor de ambos.

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Ya pronto subo algo nuevo jsjsjsjsj

Malestar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora