𝐋𝐔𝐀𝐑༢ ︴𝑹𝑰𝑵𝑫𝑶𝑼 𝑯𝑨𝑰𝑻𝑨𝑵𝑰 𝑿 𝑶𝑪 🜸

꒰ 𝐒𝐎𝐌𝐄𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 𝐀𝐁𝐎𝐔𝐓 𝐘𝐎𝐔 ꒱

– ָ ֙⋆ Se ve como un sueño... La chica mas bonita que he visto.

– Planeta llamando a Rindou. – El de mechas celestes despertó de sus pensamientos al ser levemente sacudido por Ran.

– ¿Si? Perdón no te escuche.

– Vamos hermanito ¿Qué te tiene así? –El mayor de los Haitani elevó una ceja, pero al segundo se cubrió su boca con una mano. – No me digas que es por esa chica.

–¿Y a ti que te importa?

– Vamos RinRin, todo lo que tenga que ver contigo me importa. – Rindou rodó los ojos ante tal apodo absurdo por parte de su hermano. – Lo que me sorprende, es que sólo llevaban una semana conociéndose y tú ni su nombre sabías.

Tenía razón, pero odiaba darle la razón a Ran así que cuando él mayor empezó a reír, el menor de los Haitani dio una vuelta para poder irse.

– Vamos vamos, para que veas que soy un buen hermano. – Rindou elevó una ceja expectante a lo que le propondría Ran. – Te ayudaré a buscarla.

Dicho y hecho los Haitani dieron con la escuela donde la pelinegra asistía, solo hicieron falta un par de huesos rotos para poder saber, nada más.

Y ahí estaba Rindou, apoyado en una pared esperando a que cierta chica de pelo negro apareciera en su vista. Pero no lograba verla por ningún lado, por otro lado, no faltaron las miradas por parte de varios estudiantes, era una buena escuela, claro que sentían curiosidad por verlo ahí.

–¿Qué crees que haces? – Una voz le llamó la atención, y ahí estaba ella.

– Hey, justo a ti te estaba buscando.

– Eh.. ¿Pará q-.

Ni siquiera dejó terminarla, ya la había jalado de su muñeca para llevarla lejos de ahí.

Era raro, se sentía extraño, tanto para él como para la fémina. Se habían acostumbrado tanto a hablar como "extraños" que está situación se sentía tan extraña pero cálida a la vez.

– Espera... Al menos dime a dónde vamos. – La pelinegra detuvo su caminata para poder agarrar aire.

– A dónde sea, sólo quería verte.

– Yo... No puedo salir ahora. – Rindou frunció ambas cejas ¿lo estaba evitando acaso?

– Entonces vamos a tu casa.

– Eres jodidamente directo.

– ¿Auch? – El de mechas celestes se acercó más a la chica, quedando a escasos centímetros de su cara. – Ya vine desde muy lejos para poder verte, ni creas que me voy a ir.