+Un día equis (parte 1)

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¿Qué fue de la vida de los carajitos estos?

Bueno, vamos por orden de edad...

―Heeseung, abre la puerta tu ―Mari le jaló el brazo a su hermano.

El pelirrojo la miró con cara de ponchado, él tampoco quería abrir la puerta.

La mamá los había mandado a limpiar el cuarto de los peroles ya que estaban diske aburridos, pa' eso se hubiesen callado la boca pero nooooo.

Ahí estaba Mari con la escoba y Heeseung con una bolsa de basura. Ninguno de los dos se quería meter a ese cuarto porque ni bombillo tenía y no recordaban la última vez que se habían metido para allá.

Heeseung agarró el picaporte, dando una respiración profunda para enseñarle a su hermana lo que un macho hace.

Y pas, rompió esa vaina.

Mari abrió la boca viendo la perilla en la mano de su hermano y el hueco en la puerta.

―Maricoooo, ¿y ahora?

Heeseung lanzó la perilla pa' un lado y le entregó la bolsa a su hermana para proceder a empujar la puerta como en los procesos policiales.

―Ay coño 'e su pepa ―chilló el carajo, sobándose el hombro.

―Mijo pero dale con las patas de burro, gafo ―rodó los ojos, dándole un coquito al chamo.

Heeseung pateó la puerta y la vaina casi se esperola porque bien chimba la puerta también.

Telarañas, telarañas, vainas arrumadas, cosas que posiblemente no les servían desde hace diez años pero el sentimiento acumulador no los dejaba soltarlo.

―'isto, dale, entra ―Heeseung se hizo a un lado.

―Nooooo hijo, entre usted primero, yo aviso a mi mamá si algo lo mata.

―Los dos, anda.

Mari agarró el brazo de su hermano pa' entrar al cuarto, como Heeseung es rata se soltó apenas entraron y salió cerrando la puerta.

― ¡Mira, mamaguevooooo!

El pelirrojo se cagó de la risa, abriendo la puerta para recibir un coñazo bien dado de parte de su hermana. Volvió a entrar al cuarto agarrando la escoba para quitar las telarañas. Mari estaba atrás alumbrando con la linterna pa' todas partes.

Como en una película de terror.

― ¿Quién guardó el arbolito aquí? ―Mari alumbró con la linterna el árbol de navidad todavía armado y con las decoraciones puestas―, naguevoná, me quito las tetas a que fuiste tú y no lo guardaste como es porque te dio ladilla.

Heeseung hizo a un lado el árbol para luego mirar a su hermana con una ceja alzada. ―Eso es correcto mi camarada.

Los hermanos estaban cagados moviendo las cosas de poquito a poquito, esquivando las telarañas y estornudando por el polvero.

―Ay Mari, no se me ponga atrás que sale algo de aquí y yo no voy a ver por ti, salgo esmachetao de esta vaina ―advirtió Heeseung, Mari se puso más pal laito.

―Boca floja, tu ahí; ay má estamos aburridos, vamos a dunas, ten tu dunas, guevón ―la chama estornudó―, José...MARICO UNA ARAÑA.

―UNA CUCARACHA ―gritó también, saltando buscando matar la vaina esa.

Y ese par de adultos responsables estaban ahí saltando de un lado al otro, uno buscando matar la cucaracha, y la otra huyendo de una araña.

Cuando la vaina se tranquilizó, estornudaron como siete veces y siguieron lanzando vainas a la bolsa de basura sin creencia.

¡𝑷𝒊𝒔𝒂 𝒃𝒂𝒔𝒆, 𝒎𝒂𝒎𝒂𝒈𝒖𝒆𝒗𝒐! «𝙴𝙽𝙷𝚈𝙿𝙴𝙽»Where stories live. Discover now