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Irina POV

Dos días después

Al bajar a cenar los trillizos y las muñecas se encontraban sentados a la mesa, la pequeña Milenka se encontraba junto a un Josef que desconocía, fuera del cariño que reflejaba hacia la misma, su barba de tres días no hacía más que marcar sus facciones pero aun así no era ese hombre que pasaba buen tiempo ante el espejo para tener una imagen que me resultara perfecta. En sus ojos verdes había desaparecido ese brillo pícaro y las oscuras ojeras bajo estos no me consolaban para nada, Valeria siempre nos había dicho lo mismo, necesitábamos dormir para evitar que los episodios de ira fueran tan intensos ya que si no lo hacíamos solo estaríamos más irritables. Josef claramente no había dormido bien en días. Las marcas de arañazos en los brazos descubiertos debido a la camiseta y un chupetón en el cuello me confirmaban las últimas palabras de Ivan en mi oficina hace dos días, se estaba acostando con otra u otras, y más les valía no cruzarse en mi camino porque terminarían peor que Mila definitivamente. Pero eso es lo de menos ahora, él es mío y voy a recuperarlo, o eso espero.

Entro al comedor tras mi observación y la única silla libre estaba junto a Milenka, algo que sé que Jos no esperaba es que bajara a cenar luego de que dije que iría a dormir al terminar el entrenamiento de la tarde con las muñecas.

- Buenas noches a todos- digo al traspasar el umbral.

- Buenas noches- contestaron todos y regresaron a su cena sin reparar demasiado en la situación.

Josef sonreía por algo que le dijo la pequeña Perla a su otro lado. Dude un poco si tomar asiento o sentarme en la cocina a cenar pero Milenka me vio dudar. Algo que jamás diría pero que claramente sentía, la tensión entre su padre y yo no hacía más que crecer, si bien pensé que el tiempo le aplacaría lo suficiente como para camelármelo, el resultado fue todo lo contrario.

- Madre, ven a sentarte junto a mí- llamo la niña señalando el asiento junto a ella, lo que hizo la expresión de Josef cambiar, transformando su sonrisa en una mueca muy cercano al asco.

Me senté junto a ella e instantes después llegó Clarie a atenderme.

- ¿Que desea para cenar zarina, lo de los miércoles?- pregunta.

Si bien mis padres tenían un plan de cena semanal programada para nosotros y me gustaba eso, hoy la idea de cenar verduras y pato a la naranja hacia que mi estómago se revolviera.

-No, Clarie- negué rápidamente sacando la imagen de mi mente antes de tener que correr al baño.

Mire alrededor de la mesa para comprobar si hay algo sobre ella que me sea apetecible hasta chocar con los platos de Josef y Milenka. Jos cenaba una crema de queso y lo que parecía un asado de venado e increíblemente se me antojó aquello aunque no más que él.  Mi pequeña que había terminado de cenar estaba tomando una torta de tres chocolates que me llamaba como el canto de una sirena.

- Clarie, puedes traerme lo mismo que está tomando el menor de los Komarov, la misma torta que Mile y fresas, por favor- le pido incapaz de negarme a las fresas, me apetecían a toda hora.

La chica asiente marchándose a buscarlo pero Mile se acerca a mí y habla a un tono que solo Josef y yo somos capaces de huir. Pero aun así sé que Nikita tiene su atención en nosotros y no en lo que le pregunta Dmitri. Esta bastante preocupada por que aparezca otra de mis crisis psicópatas.

- Madre, ¿por qué le hablas así a papá Josef?, ¿pelearon?- indaga

Sus palabras hacen que el me preste atención esperando mi respuesta, sus ojos se clavan en los míos esperando a que lo niegue, el reproche en ellos aumentando por segundos hasta que me rompo bajo la presión. Mis ojos se llenan de agua y una lágrima se desliza por mi mejilla, la limpio rápidamente antes de que alguien más se dé cuenta y me pongo de pie.

La emperatriz de la mafia roja Where stories live. Discover now