Cap.1

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Desde hace media suspiraba en total cansancio, sus pies y espalda dolían, quería llegar al apartamento y tirarse en la cama a dormir al menos dos años en compañía de su alfa - Tal vez debería preparar algo, uno de sus platos favoritos, también debería pensar algo que regalarle pronto será nuestro aniversario - murmuró cambiando de mano la bolsa que contenía varios postres de su negocio.

Tanto el como su lobo jadearon al querer volver a oler ese exquisito aroma a pino que posea su esposo, lo extrañaban y mucho, últimamente no compartían tanto tiempo juntos por sus trabajos, pero sabían que el amor existía — Quiero consentir a mi alfa ¿Qué te parece si le damos una sorpresa lobito? — preguntó con mas ánimos, el lobo del castaño ladro comenzando a mover su cola con energía y entusiasmo al saber que después de un largo día volvería a ver a su alfa, él le había dicho a su pareja que llegaría más tarde de lo usual por un cliente que al final termino cancelando junto con otro dándole la oportunidad de retirarse mas temprano de lo normal a su hogar.

Estando enfrente de la puerta su ceño se frunció, su nariz se arrugo y su lobo se engrifo comenzando a gruñir. Con sumo cuidado y sin hacer sonido alguno abrió la puerta y se quito los zapatos adentrándose al apartamento que había comprado con su alfa, sonrió de lado sintiendo una fuerte opresión en su pecho al estar envuelto en aromas tan conocidos.

Los gemidos y jadeos se escuchan en todo el lugar, estando enfrente de la habitación su labio tembló, una puerta lo separaba de toda escena repulsiva  "Como agradezco haber tomado supresores" pensó tomando la perilla lento y esperando que todo fuese una vil mentira, una muy mala broma...

Algo en su interior se rompió, como cuando se deja caer un vaso y este impacta contra el piso rompiéndose en muchos pedazos, su lobo aulló en tristeza pura, las lágrimas amenazaban con salir, él se quería desplomar en ese momento y llorar a más no poder.

— ¿Terminaron? — preguntó tragándose el mal sabor de encontrar a su alfa con otro omega.

— H-Hyuck — su alfa se sobresalto saltando de la cama dejando a uno de sus "conocidos" en la exposición completa — P-Pued —

— Me avisas cuando terminen quiero sacar mi ropa — habló dándose media vuelta "vamos lobito no me hagas querer romperme enfrente de ellos" le dijo casi en súplica a su lobo que estaba llorando con la cola entre las patas y las orejas gachas.

Estando en la sala unos pasos se escucharon acercarse con rapidez — Hyuck — la mano del alfa lo tomó del brazo — Puedo explicarlo — se maldijo por no poder hablar, el nudo que estaba en su garganta dolía tanto que no podía siquiera pronunciar una sílaba — Esto es un mal entendido — "Un mal entendido" pensó.

— Suéltame Mark, no quiero ni necesito tus excusas de mierda — dijo zafándose del agarre — Cuando regrese no lo quiero aquí — dicho eso se marchó, salió del apartamento que tanto le había costado, donde había vivido miles de recuerdos con el alfa.

El dolor en sus pies y en su espalda había desaparecido, el hambre se había esfumado al igual que las ganas de cocinar y mimar a su alfa, no bajo las escaleras, no tomó el ascensor, nunca se fue del edificio, solo subió hacia la terraza donde en uno de los muebles se sentó y acomodó haciéndose bolita, quería llorar, quería que el dolor y la opresión en su pecho se esfumaran, quería gritar y sacar todo lo que tenia dentro, pero no lo haría, no derramaría una tan sola lagrima mientras supiese que tendría que volver al apartamento a recoger sus cosas.

Por más trabajo que le haya costado el lugar no seguiría viviendo allí, cerró sus ojos un momento la pesadez se hizo presente y sus párpados pesaban mucho, quería descansar, su lobo no estaba ayudando al caer dormido. Él lo sabía, sabía que su lobito había quedado muy frágil después de eso, pero al final ambos se arriesgaron esperando  volver a sanar y hacerse más fuertes con el tiempo.

Cuando abrió sus ojos, su cuerpo estaba muy frío, la noche había caído por completo y las ráfagas de aire frío habitaban en todo su alrededor, con dificultad se enderezó y estiró caminando hacia su apartamento donde lastimosamente vería y enfrentaría al alfa.




[°°°°°]



La puerta fue abierta dejando ver al moreno con el rostro pálido, el mayor quien había estado sentando en el sillón esperando el regreso de su omega salió de su mundo cuando el bajo cerró la puerta.

— Hyuck — habló poniéndose de pie — Hyuck amor — volvió a llamar siendo ignorado por el omega quien se dirigía a la habitación — ¡Donghyuck! — grito usando su voz de mando haciendo parar al chico que bajo su cabeza.

Su lobo estaba desesperado, pues no podía sentir a su omega y eso le preocupaba — ¿Qué? — respondió muy bajo.

— No te vayas — dijo acercándose.

— Te lo advertí Mark — Donghyuck yendo en contra de su misma naturaleza retomo su camino hacia la habitación. Al entrar se sintió miserable, el aroma del maldito omega aún estaba impregnado, tratando de ignorar los emociones que estaban a flote busco sus maletas.

El alfa que apareció detrás del omega mirando como este sacaba toda la ropa que tenía en los armarios, sin pensarlo y en nerviosismo corrió y abrazo al chico quien se sobresalto pero comenzó a forcejear queriendo quitarlo de encima.

— ¡Suéltame! — gritó con fuerza — No te quiero sentir ¡me lo prometiste! ¡Tú me lo prometiste! — en cada palabra su, voz se iba quebrando — Y yo de imbécil te creí — susurró cerrando sus ojos y respirando profundo sintiéndose patético por dejar salir ese lado tan miserable que tenía — Suéltame Minhyung — habló queriendo retomar su postura siendo impedido por el más alto.

— Quédate — el tan solo escuchar esa palabra junto a ese tono hizo que su estómago se revolviera.

— Ya tome mi decisión, así como tu tomaste la de revolcarte con él — dijo en susurró eliminando la existencia de quien lo tenía abrazado, no quería irse, claro que no, quería abrazar a su alfa y llorar en su pecho hasta volver a caer dormido, quería gritarle y decirle lo que sentía pero él no era esa clase de omega y jamás lo volvería a ser.

Con dificultad se separo terminando de sacar la mayoria de sus pertenencias — Donghyuck....bebé — la voz de su alfa sonaba desesperada, necesitaba irse de ahí sabía y conocía a Mark lo suficiente como para saber que sería capaz de usar otra vez su voz de mando para impedir que se fuera — Fue un error — volteó a ver la mano del que retenía sus maletas pero en si miraba el anillo en su dedo.

— Entiendo porque no me marcaste — habló sonriendo agrio — Nunca he sido suficiente para ti ¿verdad? — agregó tratando de jalar su maleta sin éxito alguno — Quédatela tampoco la necesito — dijo comenzando a caminar otra vez hacia la puerta que lo alejaría de su infierno externo.

EquivocaciónWhere stories live. Discover now