Capítulo IX

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Christopher

Madi iba muy borracha, no era la chica con la que había 

hablado hacía un par de horas. No sabía por qué le había  dado tanto al alcohol y, por lo que parecía, no era de las que  bebiera mucho. Al ver que bailaba con ese chico, me puse celoso  y fui a protegerla. Sabía que ese chico tenía malas intenciones;  seguro que era el típico que se llevaba a todas las chicas a la cama.

Bueno, yo era así, hasta que conocí a Amanda, pero, bueno,  yo solo quería protegerla, era mi deber, nadie me había dicho que  tenía que estar haciéndolo, pero es que el cuerpo ya me lo decía  todo, que siempre tenía que estar allí para que no le pasara nada  y eso es lo que haría.

Cuando la senté en el coche, me dispuse a hacer lo mismo. Al  entrar, me lanzó una pregunta.

—¿A dónde me llevas?

Me daba pena verla de esta manera, pero no podía hacer nada  más que llevarla al campamento sana y salva.

—Al campamento, estás muy borracha. —Le abroché el cintu rón y después arranqué el coche en dirección hacia el campamento. Mientras íbamos hacia allí, se quedó dormida y lo agradecí.  Pasaron unos 20 minutos. Aparqué el coche y me bajé para poder  recogerla y llevarla hasta su habitación para que descansara.

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Abrí la puerta y la dejé en su cama. Antes de meterla en la  cama, le había quitado el vestido y los zapatos y le puse una ca miseta que tenía por allí bastante ancha, y la arropé. Ella hizo una  mueca y se puso cómoda.

Fui a salir por la puerta, pero escuché como una voz tranquila  salía de dentro del cuarto.

—No me dejes sola, por favor —me dijo medio dormida. —¿Quieres que me quedé? —le pregunté con una ceja eleva da.

—Sí Bueno, solo si tú quieres —me dijo medio tartamu deando.

—Vale..., voy —dije cerrando la puerta de su cuarto. Me quité la camiseta que llevaba, para dormir más cómodo.  Al entrar, me acosté a su lado quedando su espalda rozando mi  pecho. La rodeé con mis brazos cogiéndola de su minicintura;  ella se acercó más a mí, pegando su cuerpo con el mío y, antes de  cerrar los ojos, ella me dijo:

—Que tengas unas buenas noches.

Al escuchar eso, cerré los ojos y me dormí.

Por la mañana, me levanté temprano y con cuidado para no  despertarla, me puse mi camisa y salí de su cuarto hacia el mío.

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[YA EN FÍSICO] Una noche de campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora