Capítulo XI

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Al entrar, vi que habían sido mis padres. Me habían llamado 

hacía 5 minutos. Entré y los llamé. No contestaban. Llamé  otra vez y nada; a la tercera va la vencida.

En este momento no podemos atenderle. Deje un mensaje después  de la señal.

Saltó el contestador. Era muy raro, hacía 5 minutos solo que  me habían llamado, no podía ser que no contestaran. La puerta  se abrió de golpe y me giré; era Ava con la coordinadora, y me  dirigí hacia ellas y dejarlas entrar. Se veían las dos muy serias y me  preocupó mucho.

—Hola, cariño, siéntate y ponte cómoda porque lo que te  vamos a contar no te va a gustar nada —la voz de Jen, la coordi nadora, era muy triste.

Me vinieron muchas cosas que pudieran hacerme daño, y es peraba que no fuera la que tenía en mente, la que me poseía en  todos los pensamientos.

—Madi, lo siento en serio, lo siento.

Ava se me acercó a darme un abrazo, con lágrimas en sus ojos.  No estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando. —Cariño, tus tus —le empezaron a caer lágrimas, muchas  lágrimas.

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—Aaa va, Ava —dije tartamudeando—, di me, dime que no  es lo que estoy pensando. —Notaba como mis ojos se me estaban  humedeciendo—. Dímelo, por favor. Dime que no es lo que me  está

Ava me interrumpió y sus brazos se volvieron a poner en mí. —Lo siento, en serio, lo siento.

Empecé a llorar. Mi corazón se me paró por unos segundos.  Me quedé parada, sin moverme, no podía ser; hacía unos minu tos me habían llamado y no les había contestado. Me sentí muy  culpable. Si hubiese sabido que era la última vez, les hubiera di cho muchas cosas.

Me levanté de la cama y salí por la puerta corriendo. El día no  era bueno, hacía muy mal tiempo, seguro que iba a llover. Por  el pasillo me encontré a Christopher y me intentó coger por el  brazo, pero no lo consiguió, y me fui corriendo. No podía estar  pasándome a mí esto, no podía ser cierto, no; mis padres estaban  muertos y no me pude despedir de ellos. Tenía una presión en mi  pecho gigante. Sentía que se me iba a parar en algún momento.  Mis lágrimas caían por mis mejillas.

Cuando llegué a la puerta, salí y estaba lloviendo. Me dirigí a  la puerta de entrada y me escondí a los baños antiguos del cam pamento.

[YA EN FÍSICO] Una noche de campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora