Capitulo XXXV

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Madi

La mañana siguiente nos levantamos bastante tarde porque nos fuimos a dormir aproximadamente a las 4 de la mañana, me hacía mucho daño la cabeza y me levanté como pude, al salir de la habitación no veía a Christopher por ningún lado.

Fui hasta la cocina y lo vi allí cortando cebolla, cuando me escuchó se giró y me dio los buenos días.

—Amor, ven que estoy preparando la comida, te he dejado aquí el vaso y una pastilla para que te la tomes.

—¿A ti no te hace daño nada?

—Yo no bebí cariño, alguien tenía que llevarte sana y salva a casa, ¿no?

Me acerque al vaso y me la tome de un solo trago, no me gustaba nada las pastillas, y por eso me hizo poner una cara de asco.

Después de comer cogimos la moto de Christopher y nos dirigimos hacia la playa, la tarde la pasamos allí y a la hora de cenar cogimos por allí un bocadillo, yo de tortilla y el de tortilla también ---Que copiota--- bueno vimos como el sol se alejaba por el mar y era superbonito, esos colores anaranjados, amarillo y el rojizo lo mejor que me podría haber pasado, estiramos la manta en el suelo y nos estiramos cuando llegó la noche para ver las estrellas, ese día ya había sido uno de los mejores, no el mejor.

Yo ya me estaba recuperando de lo del accidente de mis padres, la semana pasada fui a ver a mi psicóloga me había servido mucho ir a hablar con ella, este miércoles me tocaba otra vez ir y tenía ganas, ella se estaba comportando muy bien y profesionalmente conmigo me está sirviendo muchísimo, y eso de la universidad aún no había empezado las clases y había un mes que habían empezado y me estaba perdiendo clases, la cosa es que mi tía ya había hablado con el director, diciéndole que no estaba pasando por un buen momento familiar por lo de mis padres y que necesitaba un tiempo, pero quedaron que a final de noviembre principios de diciembre estaría por allí.

La semana paso rápido y ya estábamos a principios de noviembre, empezaba hacer ya mucho frío, empezaba hacer mucho viento y las calles ya estaban inundadas de nieve por todas partes, desde la ventana de casa de Christopher se podía ver cómo los niños jugaban con la nieve, tirándose bolas haciendo muñecos de nieve, verlos jugar me recordaba a mí cuando en casa siempre por esa época nevaba y con mi hermana salimos fuera jugar las dos juntas, ese recuerdo dolía, dolía porque me recordaba mis padres, los cuales siempre nos preparaban una taza de chocolate caliente, mi taza era de papá Noel y al de mi hermana de Rudolf ---así es como lo decía ella--- esta época era mi favorita porque nos reunamos con toda mi familia, con mi tía y mis primos de parte de mi padre, tenía vivo un abuelo solo era el abuelo John él siempre me sabía cuidar y hacía un año que no lo veía, pero navidad iría con Christopher a visitar para presentárselo, nadie de mi familia solo mi tía lo conocía y era hora de pesentarselo, llevábamos unos mese saliendo juntos y lo mejor es que se lo presentara, era un poco injusto porque él me había presentado a sus padres y no yo.

Hablando de la familia de Christopher, habíamos quedado con ellos la semana que viene para celebrar el cumpleaños de Jennifer, que hacía cuatro añitos, había hablado con él para ver qué le podríamos comprar,, pero dijo que no hacía falta nada que su familia le comprarían muchísimas cosas, al final de insistir tanto aceptó comprarle un par de coches, era fan de ellos.

Fuimos una tarde los dos a una tienda cerca del apartamento que vendían todo tipo de coches de juguete y le compramos un pack con diferentes marcas y colores, yo creo que le va a gustar nos ha costado un poco caro.

Cuando estábamos llegando a casa el teléfono me empezó a vibrar a la parte trasera del pantalón, lo cogí y miré quién podía ser.

Llamada entrante de Emily.

—MADIIIIIIIIIIIIIIIIIIII —empezó a chillar desde el otro lado de la línea —Tengo una mala y una buena noticia.

[YA EN FÍSICO] Una noche de campamentoWhere stories live. Discover now