Capítulo IX

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—¡MINGYU-AH! —vociferó Wonwoo cuando lo vio aparecer por una de las esquinas de la calle— ¡Llegas veinte minutos tarde! Espero que tengas una buena excusa para que no te mate.

—Lo siento Wonwoo, sé que saliste hace veinte minutos, pensé que tendrías hambre y paré a comprar algo de cena —hizo una pequeña mueca—. Espero que con tteokbokki sea suficiente, aunque si te apetece otra cosa, podemos comprar lo que te apetezca —esbozó una pequeña sonrisa.

—Perdono tu retraso, pero solo porque has traído tteokbokki —le quitó la bolsa de las manos—. Si llegas a traer cualquier otra cosa, estarías muerto.

—Tomaré eso como te encanta el tteokbokki —carcajeó— me alegro haber acertado— se acercó a él y le tendió la mano.

Wonwoo miró su mano y posteriormente a él. Confuso levantó la mano y la puso sobre la de Mingyu. Sus orejas comenzaban a ponerse de un color rojo bastante peculiar, era evidente que se estaba sintiendo avergonzado por la acción que estaba realizando. Mingyu carcajeó de nuevo y bajó sus manos.

—La mochila —aclaró Mingyu.

—¿La mochila? —Preguntó Wonwoo— Oh, está bien, no pesa, no es necesario —alcanzó a decir.

Mingyu se puso detrás suyo y la descolgó de sus hombros. La puso en su espalda cuando Wonwoo acabó de quitársela y comenzó a andar.

—¡Oye! ¿Llegas tarde y ahora me dejas atrás? ¿Qué clase de amigo eres?

¿Qué clase de amigo era? Quizás Mingyu aún no tenía las palabras adecuadas para describirse como amigo, estaba esforzándose para hacerlo lo mejor que podía y no venirse abajo cada dos por tres. A veces le resultaba complicado estar acompañado, y otras muchas agradecía el espacio que ocupaba Wonwoo en su vida. Quizás porque estaba más pendiente de él que incluso él mismo, o quizás porque el hecho de haber estado solo durante mucho tiempo le había hecho extrañar la compañía de una persona, y Wonwoo estaba comenzando a mostrarle algo de esperanza a tu vida.

—¿Estás bien, Mingyu? —Siguió preguntando Wonwoo—. Si no te sientes bien puedo irme a casa.

—Estoy bien, no te preocupes —lo miró y sonrió nuevamente—. ¿Qué tal tus clases de inglés?

—Muy aburridas, ya te dije que no me gustaban. Es un horror tener que estar escuchando al profesor dos horas seguidas sin entender absolutamente nada de lo que dice —suspiró.

—Quizás si lo ves desde otra perspectiva, te resulta más entretenido —sugirió.

—¿Desde otra perspectiva?

—Sí. Algo así como, si aprendo inglés, podré ganar trabajo más fácilmente. O... podré viajar al extranjero y entender todo lo que me digan.

—¿Tú sabes inglés?

—¿Yo? Lo que voy estudiando en la universidad, un nivel muy básico, más bien tirando a no tener nada de nivel.

—Pero tienes trabajo. Conclusión, no necesito inglés para trabajar —se encogió de hombros mientras sonreía.

—Esa es una mala perspectiva para ver las cosas. Así jamás te resultará interesante.

—Pareces mamá. Ella se ha empeñado en que Chan y yo estudiemos inglés, dice que nos podría servir para un futuro.

—Tu madre tiene toda la razón.

—Oh, no, eso sí que no, ¡no te pongas de su parte!

—Perdón, perdón —sonrió y abrió la pequeña puerta del jardín de su casa—. ¿Chan está bien?

You're my hope [Meanie]Where stories live. Discover now