|| Guardería || Tokyo revengers

04

Pasaron semanas, unas agradables semanas, donde ken ya se había encariñado con ese par de hermanos. Se sentía cómodo y feliz de tener alguien con quien jugar, ya que era consciente que su madre trabajaba casi todo el día y no podía simplemente quitarle el tiempo laboral por unas estúpidas ganas de jugar carreras.

Se había encariñado con Emma y Manjiro en especial, aunque con Izana la situación era algo difícil por que en sí no se llevaban tan mal pero tampoco tan bien, simplemente convivían cuando podían. También, admiraba bastante el esfuerzo de Shinichiro por cuidarlos como si fuera otro de sus hermanos; sin embargo, a veces le llegaban recuerdos de su padre por cada vez que el chico de cabello negro jugaba con ellos, no le molestaba pero era inevitable recordar a su padre, que a pesar de estar en hoy en día ausente, había dejado un gran impacto en su pequeña memoria de niño.

Actualmente, los 4 pequeños estaban jugando a tener un restaurante; donde Shinichiro era el cliente, el único que tenían por ahora, y el resto meseros y cocineros. Mientras ellos intentaban convivir más, intentando aquello llamado "trabajo en equipo", Shinichiro estaba en una llamada con un ex-compañero de su banda.

—Parece ser que todos están bien...— respondió aliviado de las noticias sobre los miembros de su grupo, pues al parecer todos habían comprendido la decisión que tomo y siguieron con sus vidas, algunos buscando un futuro y otros siguieron en bandas.

Se quería atrever a preguntar, pero aun si fuera posible obtener respuestas nadie le diría nada. Por más que intente buscar alguna señal de ellos, simplemente no obtenía nada.

Se despidió del chico y se concentro en como aquellos pequeños niños trataban de recrear pasta, claramente con juguetes que él mismo compró.

—Lamento la demora, tuvimos pequeños problemas—.

Emma llegó a donde se ubicaba su hermano, llevando en manos un pequeño plato con tiras de fideos falsos. Mientras, atrás de la pequeña niña se hallaba una cómica situación; los 3 niños se encontraban en el suelo con un chinchón en la cabeza, fácilmente se podía deducir que fue debido a la pequeña Emma que les pego con un cucharón, que a pesar de ser de cartón si que les dolió, bueno solo a Izana y Draken, porque a Mikey no lo golpeo, solo se quedo dormido.

Shinichiro rió por la situación y procedió a fingir tragar aquellos fideos.

—Mmmh, estaba riquísimo, Emma eres una buena cocinera— suavemente colocó su mano en cima de la cabeza de esta y acarició su cabello.

Emma rio un poco por el tacto y con una felicidad notable pronuncio un gracias.

Mientras, su hermano y Draken seguían peleando por ver quien tenía el mando de la cocinita.

—¡Seré la mejor esposa del mundo!—Shinichiro miro curioso a su hermanita —cocinaré rico, lavaré ropa y voy a barrer jeje—.

—Mejor concentrate en que esos dos no se peleen, por si lo hacen creo que destrozaran tu cocinita— comento señalando al par de niños que estaban jalando lo que parecía ser una olla de juguete, alarmando a Emma.

—¡Noooo! ¡Mi olla favorita!— y fue corriendo para salvar su olla de juguete.

Shinichiro sonreía pensando en las palabras de su hermanita.

"Una esposa". El no estaba tan interesado por el matrimonio ni la unión, pero pensar en la persona que amas casándose contigo le saco una sonrisa sincera a Shinichiro.

Soñar no cuesta nada e imaginarse a aquel omega con traje blanco, en el altar y con un ramo de flores lo ponían nervioso y feliz.

—Aahhh— suspiro rendido cuando vio que empezaban a lanzarse los juguetes como si fueran rocas para atacar.

No le tocaba de otra, tendría que intervenir y salvar los poco juguetes que estaban intocables.

Supongo que era momento de vaciar el poco dinero que tiene en la billetera por más juguetes y ahorrarse llantos de su hermanita.

Tocaba suavemente su mano en su cachete por lo morado que estaba. No sabia en que momento, pero al parecer se tropezó y termino entre un montón de juguetes rotos y con la mejilla toda hinchada por la caída que se dio contra un juguete.

Busco recomendación de que juguetes, y que sean baratos, podía llevarse.

—Pero mira que tenemos aqui...—.

Esa voz.

Esa jodida voz la reconocía por doquier.

Dejo de mirar aquella caja de juguetes y fijo su mirada en la persona a su lado.

—Takeomi...— su voz salió más baja de lo que pensó pero fue audible para el otro hombre.

Takeomi, era el vice-presidente de su antigua pandilla, al mismo tiempo su mejor amigo y mano derecha. También era un Alfa, por lo tanto siempre que salían este le intentaba dar consejos sobre las relaciones.

Esperaba que algún día funcionen sus consejos.

—Es un gusto verte a ti también, Shinichiro— agarro una de esas cajas con plastilina y sus correspondientes mecanismos para hacer helados de juguete.

—¿Q-qué te trae por aquí, viejo amigo?— vaya que trato de no sonar nervioso, pero hace buen tiempo que dejo de hablarle a Takeomi y el resto de sus amigos.

—Tampoco es que nos hallamos dejado de hablar por siglos— terminando de agarrar los juguetes presentes se volteó y a nada de irse miro nuevamente a su ex-líder.

Shinichiro no sabía más que decir, posiblemente debía disculparse o simplemente dejar las cosas como estaban; sin embargo, otra parte de el quería atreverse a preguntar por él, pero como siempre trataba de mantenerse sereno y mostrar al menos una pizca de felicidad de tenerlo frente a frente de nuevo.

—Sabes... Deberías considerar visitar el gimnasio de Benkei, si tienes suerte te dejaran entrar— Takeomi alzo la mano en muestra de que le restará importancia a sus palabras.

Pero la situación para Shinichiro, a sus ojos, fue como darle una oportunidad de volver a ver a sus amigos sin que nunca halla ocurrido una discusión.

Sonrió de una manera emocionada pero relajada mientras observaba a su ex-vicepresidente irse.

Toy viva