Capitulo 1

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Diez años pasaron desde la última vez que Santana piso Lima, Ohio. Aunque ella algunas veces quiso volver, no quería arriesgarse a abrir una vieja herida.

Pero acá estaba, bajando del avión que se tomó en Italia, para el casamiento de Quinn Fabray junto a Noah Puckerman.
Sinceramente, la única persona que podría hacerla volver era el moreno.

En el instituto no fueron los mejores amigos, pero cuando fueron creciendo se empezaron a llevar mejor. Y de hecho, es con el único que mantuvo contacto.

—¿Me estás odiando, no?— preguntó su amigo apoyado en el capo del auto al verla llegar hacia el.

—Un poco— sonrió sacándose sus lentes de sol— Gracias por venir a buscarme.

—Gracias por venir a Lima— contestó abrazándola.

Aunque Santana no pisaba exactamente Lima, a lo largos de los años viajó a Estados Unidos para ver a su familia, y Noah. Al igual que el, que a veces viajaba a italia.

—No todos los días se casa un Puckerman— bromeó— No me lo perdería por nada.

—Se que es difícil volver para vos— contestó— En serio, gracias.

—Diez años pasaron, ya lo superé— se encogió de hombros.

—Me alegro— sonrió sincero— ¿Vamos a comer?

—Vamos.

Luego de cargar las valijas de Santana al auto, se dirigieron hacia Breadstix para almorzar.
Mientras comían, su amigo le contó todos los preparativos de la boda, y se notaba lo entusiasmado que estaba. Noah estaba completamente feliz, y eso hacia sonreír a la latina.

—¿Y cómo está Quinn?

—Enojada, porque no hablas con ella hace años, pero contenta de que vengas.

La última vez que Santana había visto y hablado con Quinn fue hace cuatro años, cuando Noah había viajado para verla a ella. Era la primera vez que se veían desde que la latina había dejado el país, y también fue la última.

—No me refería a eso— revoleo los ojos riendo— Aunque tuve mis motivos para alejarme de todos, especialmente de la gente que tomó partido por...— carraspeó— Me entendiste.

—Lo hice— rió— Ella está bien, nerviosa, pero feliz, no solo por la boda, sino porque vuelve todo el glee club para ella.

—¿Todo?— preguntó suspirando.

—¿Lo tenías superado, eh?— alzó ambas cejas, y Santana miró a otro lado— Vienen Tina y Artie, Sugar, Mercedes, Kurt y Blaine, Joe, Kitty, Rachel y Jessie— dijo enumerando mientras le daba un sorbo a su bebida— Claro que mi hermano con Marley, ah, y Matt.

—¿Y Mike?

—Bueno, casi todos. Está de viaje, no sabe si llega.

—¿Y...?

—Si. Vienen, lo siento— dijo.

—Está bien— suspiró— Sigamos con la boda. ¿Quienes van a ser las madrinas de honor de Quinn?

—Mercedes, Rachel, y Brittany.

—¿Y vos ya terminaste de decidir?

—Sip. Vos y Jake.

—¿Solo nosotros?

—El tercero tendría que ser Finn— dijo con voz dolida.

—Si— respondió de la misma forma— ¿Crees que está orgulloso de nosotros?

—Creo que si. A todos nos fue bien, y somos buenas personas— hizo una mueca— Lo extraño.

—Y yo también— asintió mientras agarraba su vaso y tomaba un trago.

—¿Crees que se habrá enojado cuando Rachel empezó a salir con Jessie?— soltó de repente Noah.

—No— negó— el es un buen hombre para Rach, creo que Finn está orgulloso de que ella pudo seguir adelante y formar una familia— finalizó.

—Opino lo mismo— quiso agregar algo más pero su celular sonó— Dame un minuto— le dijo a Santana y ella asintió— Hola... Si, si, estoy acá con ella... No lo sé, está cansada por el vuelo— la latina lo miró frunciendo el ceño, y el tapó el micrófono del celular un segundo— Es Quinn, Beth se enteró que estás acá y quiere que vayas a su casa.

—Noah, si mi sobrina me quiere ahí, ahí voy a estar.

—San, no es una criatura para que le estés cumpliendo los caprichos, ya tiene veintiún años.

—Es mi sobrina, para mi siempre va a tener dos años— rió— Decile a Quinn que ahora la llamó a Beth y voy a verla.

—¿La escuchaste, amor?— volvió su teléfono a la oreja— Si... Si... ¿Qué?... No, absolutamente no... Gracias... Yo también, cariño— colgó.

—¿Absolutamente no?— alzó ambas cejas.

—Quinn en este momento está con...— gesticuló con sus manos para no nombrarla— Y preguntó si podía ir a lo de Beth junto a ella.

—¿Que? no, absolutamente no— repitió las palabras de su amigo.

—Exacto.

—Mira...— suspiró— Se que la voy a tener que ver por la reunión que quiere hacer Rachel, y después por la boda... pero si puedo evitar verla los demás días, mucho mejor.

—Lo sé— asintió— Y yo voy a hacer lo posible para que no la veas los demás días.

—Gracias.

—Y ahora vayamos a la casa de mi hija antes que se enoje conmigo por no contarle que ya habías llegado.

—Oh, créeme que ya lo está— rió— ¿Como no va a estar enojada porque le ocultaste algunas horas que su tía favorita está en el país?

—Sip, debe estar enojada— bromeó mientras ambos se levantaban de sus asientos— Carajo que te extrañe— la abrazó por los hombros para caminar.

—Nos vimos hace dos meses, exagerado— rió, abrazándolo también, pero esa risa se esfumó cuando alguien dijo su nombre.

—¿Santana?

La latina se frenó en el lugar, y maldijo por lo bajo. No porque no quisiera ver a la mujer que pronunció su nombre, sino porque sería incómodo.

Poco a poco se dió la vuelta, y vio la cara de sorpresa de la otra persona.

—Whitney— saludó a la mujer más grande.

—Te espero en el coche, Tana— le susurró su amigo al oído— Suerte.

—¿Que estás...? ¿cómo estás? ¿volviste a Lima?

—Bien... estoy... bien— respondió— Y no, no volví para quedarme, vine unos días por el casamiento de mis amigos, y luego vuelvo a irme. ¿Usted cómo está? ¿Y el señor Pierce?

—Ay, basta de formalidades— restó importancia con su mano— fuimos familia muchos años, Santana. Y yo te sigo considerando una hija, así que nada de usted— sonrió afectuosamente— Estoy bien, y Pierce también. ¿Sabe ella que estás acá?

—Supongo— suspiró— todavía no la vi.

—¿No queres hacerlo?

—No es eso... es solo...— buscó las palabras adecuadas— No tengo ningún resentimiento hacia ella, Whitney. Pero no la veo ni hablo desde el día que firmamos los papeles hace diez años.

—Lo entiendo, va a ser muy raro volver a verla— asintió.

—Por decir menos— rió— Igual tiene un toque de gracia esta situación.

—¿Si?

—Si— volvió a reír, pero esta vez con un deje de tristeza en su voz— Estoy volviendo por una boda al lugar que me fui por mi divorcio.

—Viéndolo de esa forma...— sonrió dulcemente— Fue bueno verte, hija.

—Lo mismo digo.

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bueno bueno besties, acá les dejo el primer capitulo!

nueva oportunidad- brittanaМесто, где живут истории. Откройте их для себя