Capitulo 3

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Hoy sería el día que Santana volvería a ver a todos sus compañeros... y a ella. Sinceramente no sentía ni un poco de emoción al respecto.

Si bien no guardaba ningún rencor hacia su ex esposa, no tenía ganas de revivir recuerdos que eran sólo eso. Recuerdos.

Así que abrió los ojos de malhumor por dos motivos. La reunión el primer, y el segundo el llamado que la despertó.

Hai detto di chiamarti per qualsiasi inconveniente— (Dijiste que te llamara por cualquier inconveniente)

Non dovevi prenderla così alla lettera, Becca. Se il signor Luca non vuole firmare l'accordo, inizia il processo, tesoro— (No tenias que tomártelo tan literal, Becca. Si el señor Luca no quiere firmar el acuerdo, inicia un juicio, cariño)— Dai un bacio a tua madre da parte mia, a presto, Becca— (Dale un beso a tu mamá de mi parte, hasta pronto, Becca)

Ci vediamo, Tana. Ti amo— (Nos vemos, Tana. Te amo)

—No hay nada como despertar por trabajo— se quejó cuando colgó.

Después de la llamada recibida, se dió cuenta que tenía poco tiempo para prepararse antes de que Noah pase a por ella, así que se levantó, se bañó y desayunó como si fuera flash.

Al verlo a su amigo, el se dió cuenta que Santana se había despertado con el pie izquierdo, así que no hizo ningún comentario sarcástico al respecto, y solo se limitó a hablar de su boda.

Cuando llegaron a la sastrería, la latina se sorprendió por lo lujoso que estaba el lugar... claro, había estado ahí hace más de quince años.

—¿Desde cuando este lugar es tan... extravagante?— preguntó Santana frunciendo el ceño hacia Noah.

—Desde que nuestro querido Kurt es uno de los dueños— rió su amigo señalando con su cabeza al castaño que los esperaba.

—Ahora me cierra todo— bromeó, y caminaron hacia él.

Estuvieron un largo rato terminando el diseño del smoking, ya que Kurt quería que Noah se case de blanco, y el se negaba cada vez que el castaño lo proponía. Así que terminaron llegando a un acuerdo, y eligieron el color crema.

—¡Quédate quieto, por el amor de jesús!— se quejó Kurt mientras le tomaba algunas medidas.

—Es que tengo calor— rió.

—¿Me explican por qué recién le estas haciendo el traje cuando se casa en una semana?

—Es mi amigo, Santana, no lo voy a tener meses planificando algo que puedo hacer en algunas horas— se encogió de hombros— Aunque si no se queda quieto se va a casar vestido de basquetbolista— suspiró, y siguió con su trabajo— ¿Así que van hoy?

—¿Tenemos otra opción?— bromeó el moreno.

—Esa pregunta me la estoy haciendo desde que aterricé en Estados Unidos.

—Va a ser divertido— rió el castaño.

—Kurt, con todo respeto, no me hace ilusión volver a estar en el salón de música junto a ustedes, puede sonar un poco brusco, pero ya no tenemos dieciséis años para juntarnos a cantar canciones del siglo antes de cristo.

—Okey, esa parte la acepto— contestó dándole un golpecito en la espalda a Noah dándole a entender que había terminado— Pero no sé, estar todos juntos después de tantos años... va a ser lindo, y no necesariamente vamos a cantar.

—¿No?— preguntó alzando una ceja.

—Okey, no tenes que hacerlo si no queres, pero no te vas a poder aguantar las ganas.

—Cariño, no canto desde el día que Sue nombró el auditorio en honor a Finn, créeme que me voy a aguantar las ganas— respondió negando con su cabeza.

—Snixx de nuevo en Mckinley, va a estar bueno— bromeó Noah.

Después de que los tres amigos rieran por este último comentario, fueron a almorzar y a pasar el rato ya que la reunión que había organizado Rachel era esa misma tarde.

Cada momento que pasaba, Santana se sentía más y más nerviosa. Había prometido no volver nunca más, y ahí estaba, yendo a encontrarse con personas que pensó que nunca más vería, solo por su mejor amigo.

Cuando entraron a la escuela, todos los recuerdos se le vinieron a la mente, y mentiría si no se sintió nostálgica. En este edificio había pasado las mejores cosas de su vida, así como también algunas medias feas.

Estalló en una carcajada cuando pasó por el pasillo que tuvo la famosa discusión con Quinn que las perseguiría por el resto de sus vidas, mejor dicho, que Noah las molestaría por el resto de sus vidas.
Sonrió nostálgica cuando pasó por su viejo casillero... si tan solo armario de metal hablara, la metería en muchos problemas.
También sonrió cuando pasó por el casillero de Finn, pero esta vez fue de tristeza, y se quedó ahí apreciándolo un largo rato.

Lo extrañaba muchísimo.

—Yo también lo extraño— habló Kurt— No hay día que no piense en él.

—Sigue siendo muy duro— siguió Noah.

—Una de las razones por las cuales me mantuve alejada de Lima fue él. Después de que pasó lo que pasó ya me costaba venir...— suspiró— pero cuando vine a firmar el divorcio, sentí como si lo estuviera decepcionando.

—El te amaba, Santana— sonrió Kurt— Nos amaba a todos.

—Lo sé— asintió, mientras seguían su camino hacia el salón de música.

—¿Vas a estar bien?— Noah preguntó ofreciéndole su brazo para caminar.

—¿Por verlos a ellos?— rió sin gracia— Supongo que si. No son mi problema.

—San, cariño, no te hagas la dura— contestó Kurt— si te duele verlos, lo único que tenes que hacer es hacernos una seña a los dos, y rápidamente te sacamos de ahí.

—Es bueno saberlo, pero voy a tener que enfrentarlos, duela o no.

—¡Hey!— escucharon una voz a sus espaldas.

—¡Tina!— dijeron los tres al mismo tiempo riendo, al verla correr.

—¡Llegaron!— los abrazó a todos, pero más a Santana— La mayoría ya estamos acá, yo fui a buscar mi celular al auto que me lo había olvidado.

—Es bueno verte— dijo la latina.

—Lo mismo digo— sonrió, y caminaron abrazadas hacia la sala de coro.

Cuando llegaron, Santana se frenó para ver los cambiados que estaban todos. Cuando tenía dieciséis años, nunca se imaginó una reunión a sus treinta y siete años con casi todo el club.

Cada uno de sus amigos estaba exactamente igual, pero físicamente más maduros, e incluso, alguno que otro tenía canas, como era el caso de Jessie, o el señor Schue.

Cuando vieron entrar a la latina, rápidamente todos fueron a darle un gran abrazo, ya que no la veían hace muchísimos años.
Santana entró al salón tranquila, porque las personas que quería evitar todavía no habían llegado, pero cuando estaba terminando con los abrazos a sus amigos, se tensó porque sintió como la miraban fijamente desde su espalda.

Y ella sabía quién era.

Y no quería darse vuelta.

No quería ver a su ex esposa, Brittany Pierce.

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buenas buenas! acá les dejo un capítulo besties

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nueva oportunidad- brittanaWhere stories live. Discover now