Capítulo 8

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Después de un silencio confuso, un montón de gritos de trasgos aparecen de la nada. Los dueños de ese escándalo aparecen en apenas unos segundos, impidiéndonos que podamos reaccionar. Nos mueven de forma brusca mientras hablan entre ellos con su idioma, del que no entiendo nada (y doy gracias puesto que es bastante brusco y desagradable). Nos empiezan a arrastrar en fila. Al primero que cogen es a Ori, que se resiste de forma inútil, le sigue Dwalin que puede con dos deformes criaturas pero aparecen tres más que lo agarran y lo llevan a rastras.

— Bilbo, agáchate. No reconocen tú olor. Puedes pasar desapercibido y después ayudarnos. Sé que conseguirás algo —le susurro intentando darle ánimos(y esperanzas a mi misma). 

Me agarran del brazo con unas manos frías y deformes e intento resistirme lo suficiente para comprobar que Bilbo hace lo que le he pedido. Van a coger al mediano y doy una patada al trasgo más cercano y aparto a Bilbo del resto, intentando esconderlo. Me agarran del pelo e intento moverme para ayudar a Dori, aunque tiren con tanta fuerza.

Mis ojos lloran gracias a los tirones pero yo sigo pendiente de que Dori pueda respirar (ya no puedo ver a Bilbo por ninguna parte: espero que esté bien entre tanto trasgo). Entre tanto alboroto de gritos escucho el momento cómo una espada se desliza fuera de su estuche. Soy amenazada con el cuchillo del trasgo en el cuello pero vuelvo a lanzar una patada al aire. Me empujan y en el momento en el que iba a ser amenazada con el cuchillo, se convierte en el instante en el que pierdo mi pelo. 

Asustada por lo cerca que he estado de acabar muerta y con los ojos como platos me giro y el trasgo, comprendiendo el tremendo error que ha cometido, se atemoriza con el pelo en la mano. Con rabia al ver mi pelo en su mano deforme salto y comienzo a ahogarle, sin embargo, no puedo llegar a matar a esa criatura porque tres de sus compañeros se abalanzan hacia mí (ese bicho ha tenido suerte).

Nos empujan por todos lados y resulto ser la penúltima en la fila. No puedo ver a Bilbo y le pregunto a Bofur desesperada por si lo ve. Con suerte (de la que veo que abunda mucho en él), me ha obedecido y se ha agachado entre nosotros quedando atrás, a cuatro patas y con los ojos cerrados con miedo a que lo cogieran.

Los dos hemos sonreído poniendo nuestras esperanzas en el hobbit, mientras nuestros raptores han actuado dándonos una gran propina.

El griterío de los trasgos hace daño en el tímpano y las zonas por las que marchamos están llenas de olores cargados y escasa iluminación que provoca mareo. En plena sensación de agonía, cantada con una voz áspera y rota, una canción en nuestro idioma acompaña nuestros pesados pies. Al acercarnos podemos comprobar que es el rey trasgo  el encargado de entonarla, haciendo que sea más escalofriante aún.

Los trasgos nos obligan a parar en una zona más abierta que los pasillos por los que nos han conducido. Estamos sobre una plataforma de madera carcomida, rodeados de una jauría completa de animales horrendos que no cesan de gritar aclamando a su rey para que siga cantando.

El rey baja de su trono apoyándose en los cuerpos de otras deformes criaturas (que con su cuerpo molido piden auxilio) y continúa cantando moviendo su cetro y gritando de alegría. La canción dice que no volveremos a ver la luz... que con los tragos moriremos... que nos darán con martillos y que no tendrán piedad... moriremos en este pueblo y no veremos la luz brillar... etc... etc. (y quiero destacar que aunque no lo parezca tengo miedo).

Miro con la cara de desprecio más grande que puedo hacer a todo el pueblo que nos tiene presos y que espera con ansia registrarnos (y sigo buscando al asqueroso que lleva mi pelo como trofeo).

— ¿Quienes son aquellos que se atreven a entrar en mi pueblo? ¿Vendedores, aventureros o simples mercaderes? —el rey trasgo preguntaba a una de las criaturas, con manos y brazos grandes, pies flacos y los ojos excesivamente hinchados.

Hija de un rey (El Hobbit) Bilbo FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora