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Ese sábado por la mañana, Doyoung despertó minutos antes que sonara su despertador. Se dio una ducha rápida —no porque lo quisiera, sino porque el tanque de su departamento era pequeño y el agua caliente no duraba mucho—, preparó sus cosas y salió de su departamento, encaminándose al otro lado del pasillo.

Jungwoo salió segundos después de que golpeara su puerta y juntos fueron a desayunar. Tenían toda la mañana ya planificada, así que en la cafetería se dedicaron a conversar sobre sus vidas.

Una vez bien alimentados, comenzaron el recorrido. Como habían acordado, se detuvieron en una tienda de ropa. Doyoung ayudó a Jungwoo a elegir algunos bodies, pantaloncitos y camisetas. Los bebés crecen rápido, así que compraron poca ropa mediana y algunas un poco más grandes, seguramente el pequeño sea tan alto como su padre.

Mientras elegían, Doyoung se enterneció con la pequeña ropa entre sus manos. Elevó la mirada para comentarle algo a Jungwoo, pero se detuvo. Ver el brillo en su mirada y cómo acariciaba su vientre mientras apreciaba la ropita de bebé, le removió algo en el interior que le llenó los ojos de lágrimas. Decidió quitar esa preciosa vista de su mente y continuar con lo que debían hacer. 

Siguieron su camino hacia una juguetería, eligiendo algunos peluches y juguetes para los primeros meses. Ninguno de los dos podía desperdiciar dinero, por esa razón compraban poco, pero lo necesario. Además, aun faltaban las compras más grandes.

Estuvieron un largo rato en su siguiente y última parada —de ese día—, eligiendo una cuna y un cochecito de bebé. Lo que eligieron, tal vez le quedaría grande los primeros meses, pero era mejor pensar a futuro y tener lo necesario durante, al menos, los primeros dos años. Doyoung supo que habían encontrado los muebles adecuados por el brillante rostro del omega. El local llevaría lo que compraron a su casa luego del mediodía, así que decidieron regresar y almorzar en el departamento de Jungwoo.

En cuanto las cajas llegaron, pusieron manos a la obra. Jungwoo tenía siete meses y medio de embarazo, y aunque el armado de la cuna podía esperar, la ansiedad le ganaba a ambos. Doyoung terminó de armar la cuna y probó que fuera resistente, así que ahora era el turno de Jungwoo de decorarla como más le gustaba.

Doyoung sonrió ante la felicidad y la dedicación de Jungwoo haciendo su parte. Cuando notó algunas lágrimas correr por las mejillas del omega, decidió darle privacidad, dejándolo solo en su habitación. Después de limpiar la mesa, dejó encima todas las bolsas que habían comprado y se sentó en una silla. Acomodaba la ropa, quitándole las etiquetas y separándola por color para lavarla. Hizo lo mismo con los peluches y, cuando estaba por abrir la última bolsa, se detuvo.

¿Qué estaba haciendo? Tomando el rol de padre de un niño que no era suyo y ni siquiera estaba saliendo con Jungwoo como para excusarse con eso. Eran solo amigos, si es que llegaban a eso, apenas se conocían y sus conversaciones siempre eran superficiales. Sabía bien cómo pensaba Jungwoo del mundo y tal vez era eso lo que lo había enamorado. Pero Doyoung algunas veces daba su opinión, a la que Jungwoo estaba de acuerdo, las parejas destinadas eran pura mentira —Doyoung estaba seguro que el omega decía algo así porque aún no lo había encontrado—, pero jamás hablaba de su pasado, y así tampoco sabía nada del pasado del omega.

Taeil varias veces le recordó su regla de nunca más involucrarse emocionalmente con ningún alfa u omega, y que lo que estaba haciendo con Jungwoo iba en contra de eso. No solo se estaba enamorando de un omega, sino también esperaba al bebé como si fuera su propio hijo.

Suspiró, sintiéndose un idiota otra vez. Dejó su trabajo atrás, tomó su bolso y se dirigió hacia la puerta. Iba a huir sin decir nada, pero Jungwoo salió de su habitación en el momento exacto. Doyoung se excusó diciendo que quería ducharse antes del trabajo y se escapó sin más.

You saved me •°• DoWooWhere stories live. Discover now