Parte 4

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Capítulo4

Julia llegó a casa echa un manojo de nervios. Se le había hecho tarde para ir a la escuela por sus niñas y, cuando llegó, le dijeron que una mujer se las había llevado en su coche. Tras casi sufrir un paro cardiaco, había recibido una llamada de Ashley para informarle que ya estaban en la casa, sanas y salvas.

—¡¿Niñas?! ¡¿Niñas?!

Dejó su bolso a un lado y alcanzó el comedor. Ahí fue testigo de una escena peculiar: Ashley comía sus fideos con ganas, y la pequeña Amelie masticaba sus verduras como si no hubiera un mañana. Entre ellas estaba una mujer que vestía una ajustada blusa blanca con el logotipo de la escuela.

—Ah, miren quien se decidió a aparecer —gruñó Ashley.

—Sí... lo siento. Tuve problemas en mi trabajo. ¿Quién es usted?—Preguntó mirando a la mujer.

Esta se levantó con una sonrisa y se presentó como Vanesa, la profesora de Amelie. Julia le estrechó la mano y, al ver su sonrisa de labios rojos, la reconoció del restaurante. Esa mujer era lesbiana.

Apartó la mano como si se hubiera quemado y se paró muy derecha.

—Gracias por traerlas. Si me disculpa... quisiera estar a solas con ellas.

—Oh... bueno —dijo Vanesa extrañada por lo huraña de la mujer—. Está bien. Bueno, niñas. Las veré en clases —recogió su abrigo y se acercó a Julia, ella retrocedió como un insecto bajo la luz—. No sea muy dura con ellas. Tuvieron un día difícil. Si necesita ayuda con algo, yo con gusto...

Julia se forzó a sonreír.

—Estamos más que perfectas, gracias.

Cuando Vanesa se marchó, Julia se volvió hacía las chicas y se sentó con ellas. Les preguntó qué estaba sucediendo y por qué no la habían esperado en la escuela.

—¿Después de un retraso de una hora? Teníamos hambre, no nos diste dinero y tu celular no respondía.

—Me quedé sin baterías. Ya les dije que esta porquería no funciona.

—Compra otro —dijo Amelie con inocencia.

—Ojalá fuera tan fácil, pequeña. Hay que cuidar cada centavo ¿entienden?

—La maestra Vanesa es muy buena —dijo Amelie—. Nos calentó la comida y dijo que si me comía mis verduras, me pondría una estrellita en la clase de mañana.

—¿Ah, sí? —Eso no le gustó a Julia. La mujer era lesbiana y aunque no tenía nada especialmente contra ella, no le gustaba esa clase de personas—.Terminen de comer y váyanse a la ducha. Yo tengo que acabar unas cosas del trabajo.

—¿Todavía no descansas?

—Lo siento, Ashley. Hay que hacer trabajo de casa. Así es la vida. Aprende que nada es gratis y que tienes que trabajar por lo que deseas.

—Mamá... no me des sermones. Ya te dije que quiero trabajar.

—No —recalcó—. Eres una niña.

—Tengo dieciocho.

—Diecisiete y unos pocos meses. Además... si te pones a trabajar, sólo será más evidente que estamos en problemas. Concéntrate en tus estudios y todo saldrá bien.

Se dio cuenta de que Ashley quería protestar, así que le dio la espalda y subió a su habitación para cambiarse de ropa. Se tiró a la cama desnuda y se preguntó qué iba a hacer con sus problemas económicos. El dinero estaba muy justo y las cosas en la oficina no parecían mejorar. Su jefe trataba de seducirla para llevársela a la cama. Julia sabía que si cedía ante él, no sólo le golpearía el orgullo, sino que también le dejaría una dolorosa mancha en su ya devastada autoestima.

Un esposo. Necesitaba eso. Era la decisión más rápida y práctica. No podía abandonar la empresa en malos términos, y menos renunciar. Conocía a su jefe y sabía que no le darían una carta de buena conducta o una hoja de recomendación. Además, había miles de contadoras como ella en la ciudad. ¿Dónde iba a hallar otro trabajo donde le permitiera hacer trabajo desde casa?

Con lágrimas en los ojos, se colocó en posición fetal y se dispuso a dormir.

***

Tras una semana de estrés, y luego de asegurarse de ir por sus hijas a tiempo para que no tuvieran contacto con esa... maestra tan rara, Julia al fin pudo conseguir un día libre para cocinar. Se pasó toda la tarde preparando un pastel para Amelie, ya que era su cumpleaños número seis. Lo había decorado con la carita de Chon, el Cerdito, y le había puesto las velitas correspondientes. Llamó a las chicas para que bajaran a comer.

Amelie explotó de felicidad al ver su pastel. Besó a Julia y se sentó detrás de la mesa para tomarse la foto. Ashley, que manejaba la cámara, no paró de capturar toda la ternura de la niña y hasta le colocó un sombrero sobre su melena castaña.

—¿Quién es la princesa de la casa? ¿Quién es la princesa de la casa?

—¡Yoo! —Gritó Amelie.

Julia se hizo a un lado y sus ojos se humedecieron un poco. A pesar de que ella tenía problemas para encontrar el amor, sus hijas se querían y eran inseparables. Mientras ellas siguieran así, no tendría razones para sentirse mal. Se prometió que se esforzaría por salir adelante y le daría a las chicas la figura paterna que ellas se merecían.

Llamaron a la puerta, y ella maldijo a quien osase interrumpir ese instante de felicidad. Cuando abrió, su cara no pudo evitar sorprenderse. Se trataba de Vanesa.

—¿Hola? ¿Llego tarde?

—¿Tarde...? Pero yo no...

—¡Maestra!

Amelie pasó al lado de su mamá y abrazó a la mujer. Julia se sorprendió por el grado de confianza que Vanesa tenía con su hijita.

—¿Qué hace aquí? —Preguntó, mostrando su evidente indignación. Vanesa dejó a la niña en el suelo y arqueó la ceja.

—Es que usted...

—¿Yo?

—¿Jessy? La invitación.

La chica, que cargaba con un bebé, le dio a Julia una invitación de fiesta firmada con su propio nombre. Una falsa, por supuesto.

—Yo nunca la invité.

—¡Fui yo! —Exclamó Amelie y tomó a Vanesa de la mano para arrastrarla a la casa—. ¡Vea, maestra, vea! ¡Me hicieron un pastel muy rico! ¿Quiere un poco? ¡Siéntese!

—Eh, gracias, princesita.

—Maestra —dijo Julia son seriedad y los brazos bajo el pecho—. ¿Puedo hablar con usted un momento?

—Uhm... sí.

La tensión entre ambas no estaba más que haciéndose más profunda. Julia no iba a tolerar que una profesora extralimitara sus funciones y se tomara tantas confianzas con ella y sus hijas. Además... ¿lesbiana? ¿Enserio? Tal vez su homofobia estaba pasándose un poco, pero no podía hacer nada para disimularla.

[Terminado]  La Razón de Estar Juntas   [Libro 1] [Historia Lésbica ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora