ARMAN © [#2 Serie Velkov]

☆CAPÍTULO 27☆

Mi extraña atracción

Arman

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A lo largo de la semana las cosas van empeorando, las cosas no son como las planeamos. La relación entre Katerina y yo puede llegar a ser una de extraños, como si fuéramos unos desconocidos que viven en la misma y que nunca han hablado. Pensar que todo fue debido a mí y a lo que mi cuerpo se confunde, no sé decirle si de verdad siento algo por ella o por lo menos algo similar a lo que ella siente hacía mí.

Para que esto no nos confunda más decidimos poner este espacio entre nosotros, que, ahora siendo sincero, me arrepiento de haberlo hecho. Ella ya ni siquiera quiere dirigirme la palabra, simplemente me ignora.

Su recuperación ha sido rápida y eso le ha dado la ventaja de ignorarme por completo.

Ya no dormimos en la misma habitación, no comemos a la misma hora, ella trabaja en la empresa y yo ya puedo dedicarme al legado Velkov a tiempo completo, esto provoca que nunca estemos en la misma habitación al menos dos minutos. Hoy es el momento donde tenemos que estar en el mismo lugar, solo porque Denis quiere vernos a los dos.

El ambiente está en un silencio sepulcral, ella juega con sus manos mientras yo no paro de mirarla con atención esperando que en cualquier momento levante su mirada, pero eso no pasa hasta que el timbre suena. Levanta su cabeza y nuestros ojos se entrelazan, pero Katerina no duda en apartarlos, cosa que me molesta.

Denis no tarda en aparecer en mi campo de visión.

—¿Qué tal están mis padres? —Su chiste no hace el más mínimo efecto en nosotros.

Él analiza nuestras facetas, aprieta sus labios formando una línea.

—Esto está más fuerte de lo que yo pensé —murmura mirándome a mí y después a Katerina.

—¿Para qué has venido? —Pregunto al ver que esto se queda en total silencio que llega a ser muy pesado.

—Yo venía con la intención de invitaros a salir a divertirnos, pero vuestra amargura me ha cambiado el sabor —responde. Se acerca a nuestro espacio y se sienta en el sillón más cercano a él.

—Entonces ya no hay planes —habla Katerina.

—Oh, claro que los hay. Aún hay tiempo, así que primero seré un psicólogo para una pareja y después volveré a mi faceta de mujeriego.

Exhalo aire de mala gana. No estoy para las tonterías de Denis.

—Primero quiero que me acompañéis al despacho de este repelente de aquí —me señala— para enseñaros algo importante —se levanta de su asiento. Katerina y yo lo seguimos solo para que no hable más.

Al llegar al lado de la puerta Denis nos abre la puerta y nos hace un gesto para entrar.

—Primero mi parejita favorita —sonríe de lado, burlándose en nuestra cara.

Ya se me está acabando la paciencia con la que puedo aguantar.

Dejo a Katerina y después entro yo y cuando menos me lo espero, Denis cierra la puerta y puedo escuchar como cierra varias veces.

Se me olvidó que este hijo de puta tenía llaves de mi despacho.

—Denis, no seas un puto niño y abre la puerta —ordeno, pero lo único que recibo en respuesta es la risa de él.

—Hasta que no escuche un beso apasionado, está puerta no se va a abrir. Yo quiero a mis amigos de vuelta, no tengo con quien ir a divertirme y los únicos con los que tengo, ahora están pelados porque no saben hablar de manera adulta. Así que hablar.