Capítulo 21 Encrucijada

10.1K 605 40
                                    


Positivo.

Es la peor de las noticias que he recibido en mi vida.

Anoche me acosté bastante alterada. No tuve fuerzas para hacerme la prueba cuando Nina, me lo pidió y preferí irme a la cama y dejarlo para después. Sé que no era el mejor momento para hacerlo o tal vez no tenía el valor suficiente para enfrentarme a una situación como esa. Lo cierto es, que no pude dormir durante toda la noche. Di vueltas y vueltas en la cama y mi cerebro estuvo a punto de estallar, con tantas ideas locas y las posibles situaciones a las que me enfrentaría, si los resultados eran positivos.

Ahora... con el test frente a mí, marcando esas dos rayitas que confirman mi embarazo, todas las posibilidades en las que pensé, todas las salidas que preveía, se han ido a la mierda... y de qué manera. Siento que estoy parada en medio del más terrible de los terremotos y que mis bases se sacuden violentamente, destruyendo todo a su paso y dejando un despojo de ruinas en su camino.

―¡Oh, Dios mío! ¿Ahora qué vamos a hacer?

Nina está parada a mi lado, tan perdida y desconcertada como lo estoy yo. Sin embargo, no puedo hablar, no puedo pensar, no puedo concebir ni una sola idea en este preciso momento.

―No tengo idea, Nina, ni siquiera he aceptado aun la realidad. Quiero estar un momento a solas...

No quiero saber de nada, ni de nadie.

―Pero, Clau, yo...

La detengo en el acto.

―No es lo más prudente ahora, Nina, sólo déjame en paz...

Estoy conmocionada y estupefacta. Dejo caer la prueba de mi mano y esta rebota contra el piso, mientras me alejo de allí y me encierro en mi habitación. Me dirijo hasta la cama cual zombi y una vez me acuesto, alcanzo la sábana y me cubro totalmente con ella, sintiendo miles de cosas y a la vez, no sintiendo nada en lo absoluto.

Me debato entre un ser o no ser, entre un será o no será, pero todo me parece una extraña pesadilla de la cual aún no logro despertar. Cierro los ojos tratando de aclarar mis ideas o tal vez de no pensar en nada más, pero nada es lo que es o nada resulta ser lo que espero que sea.

Mi pecho comienza a subir y bajar a un ritmo acelerado, cuando las cosas comienzan a aclararse y me llevan de un golpe a la realidad... ¡Estoy embarazada! Voy a tener un hijo y es un hecho que no puedo negar.

Comienzo a llorar cuando la situación me supera y pienso en las circunstancias en la que actualmente me encuentro. Estoy arrimada, dependo casi absolutamente de otra persona, mis reservas de dinero están prácticamente en cero y no tengo trabajo... y lo peor de todo, es que ya nadie me contratará estando embarazada.

¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! ¿Qué voy a hacer ahora?

El corazón se me dispara y siento que comienzo a asfixiarme. Me incorporo sobre la cama y la ansiedad empieza a apretar mi garganta, dejándome sin aire, colapsando mis pulmones.

Me levanto desesperada y aun en ropa interior, salgo corriendo de la habitación, para tan solo a pocos pasos, chocar de frente con un cuerpo solido que me retiene fuertemente entre sus brazos y evita que vaya a parar directo al suelo.

Me sientan tan reconfortantes esos brazos, que enrosco los míos alrededor de su cuerpo y me sujeto lo más enérgicamente que puedo, sin percatarme de quien se trate. Solo necesito afecto, sentirme querida y necesitada... y es justo lo que siento anidada bajo esos cálidos brazos que me ofrecen seguridad y protección.

Las palpitaciones de mi corazón comienzan a bajar y una especie de sensación apaciguante, logra calmar mis revoluciones. Hundo mi cara bajo su cuello y aspiro profundamente ese delicioso sabor a maderas, a roble fresco... delicioso y varonil.

Embarazada por EquivocaciónWhere stories live. Discover now