Capítulo 5

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Despertó con la sensación de que algo era distinto, pero no lograba descifrar que cosa había cambiado. Todo en su departamento seguía completamente igual, no había nada fuera de su lugar.

Tomó sus cosas e hizo una llamada para avisarle a Higuchi sobre el retraso de un cargamento para la Port Mafia. De camino, pasó por un supermercado y compró más vendas para el albino que lo esperaba en la Agencia, y un par más para Dazai.

Tal vez esa era la sensación que tenía, lo que ocurrió justo ayer. Dando por concluido que, pasara lo que pasara, iba a lograr alcanzarlo. Y pudo ver que no había motivo para ponerse así de ansioso.

- Buenos días- Saludó entrando por la puerta - ¿Cuántos intentos lleva hasta ahora?

- Averigualo por ti mismo- Respondió Kunikida, escondiendo su rostro detrás de un ideal

Suspiró cansado, cuando el rubio decía eso probablemente sería un largo día. Dejó las vendas en la ventanilla del consultorio, buscando con la mirada al gato suicida.

Nadie decía nada, Dazai no había llegado y eso ya era normal en su día a día, pero se le complicaba descifrar lo que pasaba. La Agencia tenía sus códigos secretos, y aunque no podía conocerlos del todo, un silencio absoluto era señal de que algo más grande sucedía.

- ¡Buenos días a todos!- Gritó Dazai casi pateando la puerta de la alegría - ¡El día de hoy seré productivo tal y como le prometí a Fukuzawa-san!

- Esa ni tú te la crees- Contestó Ranpo dando vueltas en su silla - Tienes veintidos informes pendientes, cuatro misiones de la semana pasada, siete reportes de...

- ¡Pues no importa, daré lo mejor de mí por una única vez en mi vida!- Volvió a anunciar entusiasmado - ¿A que si, Atsushi-kun?

El cinturón que el albino siempre usaba podía verse en una esquina bajo la mesa, pero se sobresaltó demasiado al escuchar como Dazai le llamaba a gritos cuando se supone se estaba escondiendo del mafioso.

Gritó internamente, rogando que el castaño no hiciera de su encuentro una pelea desastrosa.

- Jinko, sal te ahí o voy por ti- Advirtió del otro lado de la mesa

- ¿¡S-Se puede saber que haces aquí?!

- ¿Se puede saber que hacer tú ahí?

- ¡Me escondo de ti porque si no me matas!

- ¿Mejor para ti, no?

- ¿¡En qué clase de mundo eso sería bueno para mí!? ¡Déjame salir de aquí en son de paz y hablaremos afuera!

Se confundió demasiado, parpadeando repetidas veces para asimilar lo que Atsushi acababa de decirle. No entendía nada nuevamente, igual que la primera vez donde se convirtió en el salvavidas del albino.

Atsushi, vivir, paz. Eso tenía muchísimo más sentido que las otras tres palabras, se sentía más natural esa actitud nerviosa y asustadiza que mostraba en ese momento.

- ¿Qué acabas de decir?- Preguntó antes de que el agente saliera corriendo - ¡Jinko, maldita sea, regresa!

- ¡No, seguramente quieres matarme!

- ¡Eso es lo que tú querías hacer! ¿¡Qué demonios te pasó ahora!?

Mientras los niños gritaban y corrían por el pasillo de la salida, todos dentro de la Agencia se soltaron a las risas.

- ¡Pensé que ya se lo habías dicho!- Reclamó Yosano sosteniendo su estómago por la risa

- ¡Y yo pensé que se daría cuenta él solo!

Yo te sostengo // SSKKWhere stories live. Discover now