4. Sólo tú puedes

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Aún hacía suficiente frío como para que los guantes y bufandas fueran indispensables. Esto no era del agrado de Bakugou, quien además de que tenía que siempre recordar llevarlos consigo, no podía practicar natación debido a las bajas temperaturas.

Lo bueno, aunque no lo admitiera, es que podría ver a Todoroki practicar arquería cuando sus ejercicios de calentamiento terminasen.

Si bien eran inseparables y les gustaba pasar tiempo juntos, sus gustos en efecto eran muy dispares. Mientras al cenizo le gustaba la competitividad para demostrar lo hábil que podría llegar a ser en cualquier actividad, o incluso en nivel académico, mientras que a Todoroki le gustaban desafíos más contemplativos, misma razón por la que el primero optó por probar su resistencia con las distintas técnicas de natación mientras el segundo decidió poner a prueba su puntería, paciencia y destreza con dianas como el objetivo de sus flechas.

Mientras el mayor de los dos no pudo librarse de Sero y Kirishima en su elección de actividad extracurricular, el bicolor se dedicó a compartir tiempo con otros estudiantes que, de no ser por la obligación de pertenecer a algún club, no estaría en contacto con ellos, pero esto no le desagradaba, pues se llevaba bastante bien con su equipo, en especial con un chico llamado Shinso Hitoshi, de mirada sombría y un aura similar que era mucho más amigable, y sarcástico, de lo que se podría presumir a primera vista.

En este club, de hecho, se encontraban otros tantos estudiantes con personalidades muy parecidas a las de Todoroki, como Koda Koji, quien rara vez se le escuchaba hablar; Shoji Mezo, alguien intimidante por su altura, pero cuya serenidad era incuestionable y Fumikage Tokoyami, quizás el más sombrío de los antes mencionados, pero quien, irónicamente, hablaba más a menudo.

El profesor a cargo era un hombre con un perfil similar y un temperamento despreocupado, Aizawa Shota, quien, pese a su forma peculiar de enseñar, era muy respetado por todos los estudiantes que llegasen a estar bajo su tutela.

Todo este protocolo era indispensable para su currículo académico y, si bien no les era una tortura, es cierto que, durante su primer año de preparatoria, esto implicaba ciertos cambios y escenarios a los que tendrían que habituarse, mismos que podrían suscitar situaciones que ninguno de los dos podría haber llegado a intuir, para bien... o para mal, como ocurrió cierta vez.

Ese día no habían practicado, pues estaban dándole mantenimiento a su equipo de arquería, por lo que fue una tarde relajada, en la que conversaron sobre los preparativos para el campeonato regional que estaría llevándose a cabo dentro de poco, misma razón por la que la reunión con el club concluyó mucho antes de lo usual.

Como siempre, ambos mejores amigos fijaban un lugar en el cual verse en caso de que la sesión de su club variara su horario habitual.

Todoroki salió sin demora camino a la rotonda de la entrada principal, y de espalda pudo divisar a esa persona que podría encontrar sin dificultad pese a la multitud. Fue apenas a unos cuantos pasos de él que vislumbró una escena que no le era nueva, pero que le hizo cuestionarse escenarios que nunca antes le habían presentado un inconveniente.

Bakugou estaba con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo, revisando su celular cuando fue emboscado por Kirishima y Sero, quienes no tardaron en ser reprendidos por el rubio.

- No es para tanto, Bakubro. – se excusó el pelirrojo, intentando que el más alto de los irruptores le sirviera de barricada contra el aludido.
- Es que nos encanta estar contigo, Bakubro. – Acentuó el pelinegro, cubriéndose con su mochila para evitar recibir algún puñetazo del temperamental.
- ¡¿Qué diablos hacen aquí?! ¡¿No es suficiente estar en el mismo club?! – les gritó, con un tono de voz que cualquiera a 50 kilómetros a la redonda habría escuchado con claridad.
- Estamos esperando a Mina y Kamibro para ir al arcade, ¿quieres acompañarnos, Bakubro? – Se colgó el pelinegro de su hombro.
- No, por supuesto que no. – Respondió, empujándolo bruscamente.
- ¡Vamos Bakubro! – insistió el otro, llevando su mano al hombro de su amigo. - Incluso puedes invitar a Todoroki – mostrándole su amigable sonrisa.
- Como si alguien con oportunidad de decidir quisiera pasar tiempo con ustedes. – Quitándose su mano de un tirón.

Cuando Estamos SolosWhere stories live. Discover now