6. "Lo sé"

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Era una mañana ocupada en su departamento. Ambos debían ponerse en marcha para su ajetreado inicio de semana que era ni más ni menos que los martes, puesto que los lunes eran el único día libre que tenían.

Bakugou tendría clases hasta entrada la tarde, y el resto del día, debía asistir a su trabajo de medio tiempo en un café local. Al menos la facultad de ingeniería estaba lo suficientemente cerca como para que su impecable puntualidad no se viera afectada.

Por otro lado, el horario de Todoroki era más flexible, pero eso no significaba que estaba del todo desocupado pues, tanto en la mañana como parte de su tanda vespertina, horas en las que no estaba en clases, se dedicaba a hacer valer su tiempo en un trabajo más informal.

La vida de universitarios poco tiempo les dejaba para estar juntos, así que no es de extrañar que decidieran mudarse juntos. Y, pese a que sus padres les habían ofrecido pagar por al menos el alquiler de su departamento, ya no eran unos pubertos que necesitaban la asistencia de sus progenitores, así que ambos chicos decidieron valerse por sí mismos y compartir los gastos. Porque sí, estaba más que decidido que ambos compartirían techo una vez iniciaran la universidad y, aunque esta idea les gustaba a los dos más de lo que jamás admitirían en voz alta, bueno, al menos al cenizo, sabían que debían comportarse como los adultos que eran independizándose, aunque seguían recibiendo llamadas de sus familiares de tiempo en tiempo.

- ¿Tomaste tus llaves? – Le preguntó el rubio al pie de la puerta al bicolor, quien terminaba de acomodarse los zapatos.
- Ujum... - asintió el otro, no muy convencido de su respuesta. Todoroki solía ser algo distraído a veces, y no era de extrañar que Bakugou quisiera cerciorarse de que todo estuviera en orden.
- ¿A qué te refieres con "Ujum"? – Le reclamó, audiblemente disgustado, colocándose delante de él, mirándolo fijamente sin que el otro se atreviera a encontrar sus ojos.
- Sí las tengo. – Aseguró, intentando sonar más seguro esta vez, pero el mayor conocía mejor que nadie sus expresiones y sabía que algo ocurría.
- ¡Shoto! – nombró, tomando sus mejillas mientras el otro intentaba zafarse.
- ¡Sé dónde están! – Dijo como pudo y solo esto contuvo un poco al otro.
- ¿Dónde? – Cuestionó Bakugou, tomando su rostro en sus manos, uniendo sus frentes para que no eludiera su mirada.
- En mi casillero... - Admitió, sobrecogido.

Técnicamente sí había tomado sus llaves, salvo que las olvidó el viernes luego de salir de clases puesto que fue apurado por dos de sus compañeras, así que hasta ese día se había estado valiendo de su copia que carecía del llavero a juego con el de Bakugou, cosa que éste notó y solo tendría una explicación.

- Es la tercera vez este semestre. - Se quejó, tomándose la sien. Tenían al menos dos años conviviendo bajo el mismo techo, y esto se estaba convirtiendo en un patrón. - ¿Qué harás si las pierdes? – El heterocromático sabía que su mejor amigo tenía razón. – Debería dejarte afuera, para que aprendas. – Masculló, malhumorado, provocando que el otro, asustado, se aferrara a su torso y hundiera su rostro en su pecho sin que el cenizo se inmutara.

Bakugou jamás le haría eso, pero quería darle a entender su molestia.

- Lo siento, Katsuki. – Se disculpó, teniendo sus rostros tan cerca que sus respiraciones chocaban. – Procuraré no ser tan distraído. – Aseguró, aunque eso era algo poco probable. Eso y que, nunca le confesaría a Bakugou que una vez, o quizás más veces, mintió decir que no traía sus llaves para esperarlo en el café y que regresaran juntos a su departamento.

El chico se veía apurado, no quería que el rubio se molestara con él. Sin embargo, el otro de cierto modo, estaba acostumbrado a su densidad y ocasional distracción, por lo que su molestia duraba poco. Y, considerando la cara de preocupación de Todoroki, se dio por satisfecho con su escarmiento.

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