04. Cerca y perdida.

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[ Desvírgame: Un juego de seducción ]

Era irónico que después de aquella tarde, sintiera que estaba cerca de lograrlo, cuando realmente estaba perdida , vagando...

Era irónico que después de aquella tarde, sintiera que estaba cerca de lograrlo, cuando realmente estaba perdida , vagando

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Y esa fue la tarde...

La tarde en la que tuve el primer pensamiento.

Antes de llegar con aquellas chicas que eran lo peor que pensé que podría pasarme, fui a la casa de Joshua.

La tarde era oscura, algunas gotas de lluvia caían sobre mi cabello, mientras pedaleaba tarareando.

Necesitaba calmarme. Necesitábamos hablar, estaba segura de que eso sería todo.

No había podido hablar con Joshua... Él me había ignorado completamente, pero ahí estaba... Frente al portón de la gran casa esperando a que me abriese. 

Sin embargo, ese momento parecía no llegar. Juraba que él me observaba a través de la cámara, pero no, quizás le parecía gracioso tenerme allí, en la entrada, esperando un mínimo intento de que me abriera.

Realmente estaba cansada. Me sentaba en el piso y cada cinco minutos volvía a tocar ese timbre, esperando a que alguien se dé cuenta de que llevo casi una hora esperando ahí.

Con el simple pensamiento de arreglar las cosas con ese chico.

Entonces ahí iba de nuevo, me levanté, me acerqué y toqué aquel timbre, no paré de tocarlo hasta que escuché su voz—. No seas molesta, Daniela.

Su voz se escuchaba ronca, ¿Se había dormido sabiendo que yo estaba aquí? Era el colmo. Parecía como si no le importaba en lo más mínimo.

Lo peor es que era el único que podía abrirme, Isabel, nuestra a veces madre en conjunto, parecía estar acostada.

Levanté la vista hacia aquella cámara, estaba molestando, hasta me había empapado ahí, ¿Y él...?—. ¿No me abrirás? —pregunté molesta.

Duró algunos segundos en responder para después simplemente soltar lo que para mí fue una burla—. No.

Juraba haber escuchado su risa incluso después de haber escuchado aquella sucia y cruel respuesta.

Así de terco podía llegar a ser mi mejor amigo. Pero yo también lo era, entonces busqué una roca y me acerqué a la cámara de nuevo, dispuesta a romperla, hasta que escuché su voz otra vez—. ¡Espera! ¡Paraca! ¡Paraca! ¡Por favor!.

Cedí momentáneamente a su petición. Y bastaron pocos segundos para que el gran portón empezara a abrirse.

En realidad, tenía las llaves, pero me convenía mucho más que el mismo Joshua me abriría.

𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐒𝐄𝐗𝐎 ©Where stories live. Discover now