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[Luke]

Desde de todo había terminado en el Olimpo, desde aquella decisión sobre salvarlos a todos, estaba en la nada, vagué por todo el lugar, pero siempre estaba solo, era un precio a pagar por todo el daño que habia hecho. No se cuanto tiempo ha pasado, pero se sentía infinito. Pasaban los días y todo avanzaba despacio, pero un día, él llegó hasta mi. Había cerrado los ojos al sentirme tan cansado y antes de quedarme dormido, lo vi a él. Cuando volví abrir los ojos, me encuentraba fuera de aquel lugar, estaba en Nueva York, en un cementerio y yo me encontraba acostado sobre el pasto. Sentía por fin mi cuerpo, ¿espera cuerpo? Miré mis manos, tenía mis manos de nuevo. ¡Mi cuerpo!

Estaba tan feliz de que estuviera vivo, pero la verdadera pregunta aquí era, ¿por qué estaba vivo? ¿Quién me había traído de vuelta y para qué? No pude hacer nada ya que mi estómago comenzó a sonar de hambre. Me levanté y caminé fuera del cementerio, llegando hasta las calles. Todo se miraba normal, hasta que de repente las personas comenzaron a gritar como locas y empezaron a comerse entre sí, en ese momento me congele por completo al ver esa escena. No tuve que pensar en que hacer, ya que las personas se iban acercando peligrosamente hacia mí, entonces tuve que mover mi cuerpo y comenzar a correr lejos de ellos. Paso mucho tiempo para que los pudiera dejar atrás, me había salvado por poco, ¿qué rayos les sucedía? ¿Qué le había pasado a Nueva York? ¿Por qué las personas se habían vuelto locas?

Demasiadas preguntas sin respuestas, suspiré de cansancio y decidí descansar lo que me quedaba de la noche, para en la mañana seguir averiguando que estaba pasando. Hice mi mini refugio como pude y me acosté en él, cerrando los ojos y esperando el amanecer.

Horas después me desperté por la luz del sol, me estiré un poco y al final me levanté, yendo hacia un lugar donde podría encontrar la verdad. Caminé por el camino y al final del día llegué, me costó, pero aún así no me rendí. Pero lo que encontré, jamás me lo esperaba. Allí al lado del árbol de Thalia, habían cuerpos y sangre. Trague saliva, no podía ser posible. Entonces avancé hasta la entrada del campamento y al llegar... No tenía palabras para expresar lo que mis ojos veían.

—¿Pero que hades pasó aquí..?

Todas las cabañas estaba destruidas, la cancha de bolley estaba tirada, la casa grande estaba quemada totalmente, todo estaba destruido, quemado y lo peor... Lleno de cuerpos y sangre. No quería saber si alguno de esos cuerpos eran algunos de los campistas que vivían allí, simplemente no podía, sin embargo nunca supe quienes eran esas personas, ya que inmediatamente me fui de allí, buscando respuestas en otro lado.

—¿Silena qué haces aquí afuera? —le pregunté al haber dejado a Percy sobre el colchón descansando.

—No quiero hablar con nadie, Luke.

—Sabes que no es tu culpa, ¿verdad? Fue culpa de él, te uso. Pero tu no hiciste nada.

—Si que lo hice —suspiró y me miró—, le dejé controlarme y al final.... Casi mato a Percy.

—No es tu culpa, Silena. Lo sabes. Lo único que debes pensar ahora mismo, es entrar a la cabaña y mirar como está. Solamente eso.

—Me es difícil, Luke. Lo quiero hacer, pero luego siento ese sentimiento de culpa y retrocedo. Él está en buenas manos, las tuyas.

—Sabes que eso no es cierto, sabes lo que les hice y más a él. Pero... Después de todo lo que ha pasado y he pasado, he decidido enmendar mis errores y seguir adelante. Tú puedes hacer lo mismo.

—Lo sé... Yo... Gracias Luke.

—No es nada.

Dejé a Silena sola para que pensara en lo que iba hacer, también necesitaba espacio, tenía que descansar. Luego de haberla apartado a tiempo de Percy, la dejé cerca de un árbol adolorida, mientras yo llevaba a Percy a la cabaña para revisarlo y estuviera bien. Unos minutos después salí a buscarla y me la encontré en el camino, ella quiso caminar, pero no se lo permití y la lleve a caballito. Al final ella no quiso entrar y se quedó fuera, mientras yo cuidaba de Percy. Cuando me aparté de ella, camine hacia el campo en busca de alimentos y de hojas medicinales para él, necesitaba fuerzas y yo se la iba a a dar, entonces otro recuerdo apareció.

El FinWhere stories live. Discover now