Capítulo cinco: Placentero y malo.

9.1K 864 1.1K
                                    


ASHER

Aún podía sentir mi corazón resonar en mi pecho, Kilian había hecho de las suyas de nuevo, proclamando el asiento a mi lado como suyo. Y lo peor era aquel sentimiento extraño que tenía en mi estómago, ¿Por qué quería esa bestia sentarse conmigo?

Hace dos días, simplemente me había dicho que ya no deseaba verme de nuevo o me mataría, y ayer se había sentado a mi lado, ¡Incluso me había susurrado al oído! Aún así, a pesar de todo creí que no volvería a pasar, pero no, ahí estaba de nuevo, sólo que esta vez había obligado a Black, el chico amable que se había sentado a mi lado, a ponerse de pie, y aparte de eso, había amenazado a todo el salón de no volver a sentarse ahí, nadie que no fuese él.

Quizá estaba delirando, tal vez sólo le gustaba ese asiento, si.

Estuve indagando en eso por un rato hasta que las clases finalizaron, él no volvió a aparecer por el salón de clases, pensé que quizá lo habían expulsado por el inconveniente en el salón. Sin embargo, dejé el pensamiento de él alejado mientras me postulaba para un club de matemáticas, era gratis y ayudaba a subir tus notas, así que entré. Al terminar salí del instituto para tomar un taxi a casa. Todo marchaba normal hasta que lo vi y mis manos temblaron.

Kilian veía al frente, no me había visto al parecer, él estaba recostado contra la pared mientras fumaba un cigarrillo, tenía entre sus manos aquellas vendas de boxeo. ¿Iría a alguna pelea? Supe que lo veía mucho y quité la mirada rebuscando entre mi bolso el dinero con el que pediría el taxi.

Cincuenta dólares de Brooke, y cincuenta dólares para entrar en las peleas ilegales, mi dinero para todo el mes. Ahora no tenía para irme a casa. El dinero aparte de ese ya lo había gastado en el taxi esta mañana, no recordaba que no tenía más.

—Genial— bufé. Eso me pasaba por tonto.

Cerré mi bolso y me giré sobre mis talones sin mirar atrás para comenzar a caminar. Pero justo una calle después, de imprevisto una mano tomó con fuerza mi hombro obligándome a voltear y un golpe me recibió con fuerza en mi estómago sacándome todo el aire, debilitando de inmediato mis piernas. Caí al suelo abrazando mi torso adolorido con fuerza.

—Marica— soltó Josh Foster mirándome con una sonrisa de burla, a su lado estaban dos de sus compañeros de equipo.

Uno de ellos, era el pelirrojo, quien creí que era novio de Lynn, chica que no había venido hoy por cierto, me quitó el bolso echándolo a un pozo con agua sucia que había a unos cuantos metros. Mi labio inferior tembló al momento que se alejaron de mi, luego de escupirme a un centímetro de mi cara.

Sollocé poniéndome de pie aún abrazando mi estómago caminé hasta el pozo tomando mi bolso empapado, lo abrí sacando mis libros. Los quería tanto, eran rosados y con pegatinas de muchos colores, siempre había querido libros con muchas pegatinas, mi papá se había esforzado para comprármelos y ahora, estaban arruinados; una lagrima traicionera bajó por mi mejilla y abracé los libros mojando un poco mi suéter ahora sucio por el zapato de Josh.

Miré a mi al rededor buscando donde se habían ido, y pude ver a Kilian de espaldas alejándose en la misma dirección.

¿Él Me había visto? ¿Había visto la humillación? Sabía que todos los que pasaban sí, y lo peor es que ninguno había hecho nada, ni siquiera Kilian. Ellos eran tres y yo sólo uno. No era justo.

Pero el ojos negros me lo había dicho antes "Aunque te revienten, yo no te voy a ayudar". Debía solucionar los problemas por mí mismo, así que mañana a primera hora hablaría con el director. Esos chicos no se saldrían con la suya.

No sabía de que otra forma arreglar el problema, yo no podía pelear a golpes con nadie. No podía.

Aún con el dolor incesante en mi abdomen, comencé el trayecto algo lejos hasta mi casa, con ganas de vomitar por el revoltijo que tenía en ese momento, todo era mi culpa. Siempre había sido mi culpa.

SuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora