Final

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ASHER

Con Kilian nada de lo que diga es válido, puedo decir que me alejaré de él mil veces, pero luego simple llega y se me olvida. Es su culpa, por ser así, por verse así, por sentirse como justo en ese momento que dejaba caer lubricante que tenía guardado en mi mesita de noche, justo por mis clavículas, mirando como caía el líquido por mi piel seguramente ahora con moretones, me mordí los labios, ansioso, con el corazón latiendo desbocado.

Dejó caer una gran cantidad de lubricante en mi pene haciéndome soltar un gemido, y se arrodilló, echando su cabello largo hacía atrás, luciendo extremadamente sexy. Con sus dedos, tomó mi miembro para llevarlo a su boca, metiendolo hasta el fondo de un sólo golpe.

—¡Ah!— gemí.

—Mierda— dijo alejándose un segundo —Me encanta que lo tengas tan grande— escupió masturbándome, gemía como si fuese una puta —Me pone muy duro.

—Di- dios Ki...— exclamé sosteniéndose de la pared —Mételo de nuevo en tu boca, por favor...

Lamió un poco, volviendo a chuparlo con fuerza, ahuecando las mejillas, grité de placer, ni siquiera me molesté en silenciarme, no podía, golpeé su garganta, y aún así lo pudo contener, comencé a follar su boca, moviendo las caderas con rapidez, poniendo mis dedos delgados en su cabello suavemente, mordiéndome con fuerza los labios, mis piernas comenzaron a temblar y alzó la mirada, viéndome fijamente, succionando, apreté los ojos cuando ya no pude soportarlo y me vine en su boca.

—Maldición— gruñó alejándose, luego de tragarlo todo, viendo lo frágil que quedé, pero no le importó, me dió la vuelta con fuerza, casi haciéndome caer.

Sentí como abrió mis glúteos dándome un languetazo en mi entrada, haciendo círculos, jadeé sin cesar, metió y sacó su lengua, lubricando, apretando con fuerza mis glúteos.

—Si, así— gemí mientras él lamía con fiereza, gimiendo también por la excitación incrementando. Apurado se puso de pie lamiendo su mano y masturbandose un momento, alineando su polla dura con mi entrada un poco dilatada, metiéndolo con lentitud por segunda vez en la noche, abrazándome por la espalda mientras se hundió por completo.

—Siempre tan estrecho—  jadeó ronco, pasando su mano por mi cuello, apretando con fuerza.

—Rápido, por favor— pedí con voz entrecortada.

Entonces lo hizo, dándome una estocada, escuchando el gemido alto y agudo que salió de mi boca. Mordió el lóbulo de mi oreja, mis vellos de los brazos se erizaron. Me dió otra, todo mi cuerpo hirvió.

—Mi ángel— gimió comenzando las penetraciones profundas y decididas, mis dedos se blanquearon en la pared, alcé el rostro volteando para besar su mandíbula mientras me follaba duro.

—Sí, estoy tan cerca.... Estoy muy cerca... — gemí aferrándome, así que lo hizo más rápido, tocando mi punto dulce con mucha fuerza, profundo, sintiendo como mi interior apretó su polla haciéndome venir al mismo tiempo que él, ni siquiera tuve que tocarme para hacerlo.

—Mierda— gimió ronco saliendo de mi, dándome la vuelta nuevamente, mirando a mis ojos cansados y mi boca entreabierta.

Quise llorar, a pesar de que acabábamos de follar aún sentía los espasmos, es que no podía creer cómo estábamos de nuevo ahí, a plena luz de la noche, mirándonos. Él me hacía daño, pero me hacía sentir así, de esa forma tan inhumana, quería abrazarlo, pero sabía que a él no le gustaba, así que sólo mire a su costado, esperando algo que no llegaría.

Pero pasó, me abrazó por primera vez, por la cintura, con fuerza, pegando su rostro en mi hombro, me quedé en shock por un momento, pero luego lo abracé por la espalda, sintiendo sus cicatrices, cerré los ojos al quedarnos así, y escuche sollozos por su parte, así que me alejé. Él lloraba, mirándome, sus ojos negros estaban llenos de lágrimas.

SuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora