Capítulo 5

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Min Yoongi se encontraba en uno de esos cuartos tan impersonales y que tan familiares se sentían mientras esperaba a su cliente de élite. No se trataba de un regular del cual conocía los gustos, Kim Seokjin era impredecible. Este había estado con otros bawdies, como se hacían llamar los sexo-servidores del local, pero de algún modo se aseguraba de que nadie hablase de sus encuentros. Él personalmente tuvo la oportunidad de atenderlo en dos ocasiones, la primera junto a su prometido, un trío en donde no se lo pasó nada mal y se fue con una gruesa propina. La segunda vez estuvo solo el señor Kim, pero de igual modo mandó a llamar a dos de los trabajadores, su compañero a última hora sufrió de un malestar que lo indispuso y al final quedaron ellos dos.

En cada ocasión fue diferente, en la primera prácticamente permaneció como un espectador viendo como Jimin y él se acostaban. Únicamente cuando los vio cerca de liberarse decidió intervenir alargando un poco más el momento, intercalando penetraciones entre uno y otra hasta venirse. En la segunda vez fue muy diferente, Kim Seokjin parecía estar más interesado en degradarlo, participando activamente en cada instante. Todo fue más agresivo y breve, mas tampoco la pasó. Definitivamente, no era un mal cliente y comprendía por qué el deseo de mucho de tenerlo. Había ido muchas más veces desde ese encuentro, pero nunca lo volvió a buscar, pidió a otros productos, era la primera vez que lo llamaba desde entonces.

Ahora otra vez estaba aguardando por él y posiblemente su prometido también. El reloj que llevaba en su mano vibró avisándole que su cliente se acercaba, por lo que se dio una última mirada al espejo y se detuvo al sentir un aroma llegando a su nariz. El alfa no estaba usando algún inhibidor o supresor, si lo hacía, no funcionaban adecuadamente. Esperó su entrada elegante y segura, mas todo lo que olía era nerviosismo al otro lado de la puerta, esto sí era algo que Seokjin jamás mostraba, nervios o inseguridad. Sí, podía oler que estaba decidido, pero el nervio era palpable.

Yoongi sonrió ladeado porque comenzaba a hacerse una idea de quién estaba detrás de la puerta y definitivamente no era Kim Seokjin o su prometido, tampoco el Kappa con quien ya se había cruzado anteriormente. Lo más probable es que fuera el alfa que permaneció observándolo tan densamente como un lobo hechizado por la luna que caminaba cegado hacia un peñasco, alejándose de la selva para llevarlo al mar, un territorio inhóspito para su especie que lo terminaría ahogando. Por eso, por esa noche en donde su pago dependía del lobo que se estaba arrepintiendo, Yoongi daría el paso para terminarlo de atraer.

Kim Namjoon se había arrepentido de haber pedido a Suga cuando no tenía ni idea sobre cómo tratar con un sexo servidor. No es como si hubiese visitado un club cualquiera, enroscándose con alguien desconocido para una noche de pasión. Ni siquiera eso había experimentado porque hasta el momento siempre conocía a sus relaciones ya fueran cortas o largas, algo de una sola vez, los encontraba en alguna cena, evento, reunión, en un museo como a Joshua o cualquier otro lugar que no fuero de esparcimiento nocturno y con demasiadas bebidas, bailes y personas envueltas.

Habían terminado su relación, esperaba refugiarse en el teatro con la funsión que esperaba admirar con su ex prometido y ahora estaba en un burdel, a punto de follar con una de las joyas de ese establecimiento. Ni siquiera sabía por dónde comenzar, ese no era su estilo, no estaba necesitado sexualmente, ¿por qué demonios su boca dijo aquellas palabras y sus pies lo llevaron hasta esa puerta? Recién había tenido sexo con quien fue su pareja hasta ese día, no tenía urgencia o necesidad alguna de encamarse con alguien más, menos en un burdel. Él lo que necesitaba era una ducha, una copa de vino y acostarse en su mullida cama hasta el siguiente día con la esperanza de dormir ocho horas.

Negando por haberse dejado llevar por un tonto impulso de curiosidad de aquel momento, Namjoon se giró para alejarse en el mismo momento que la puerta se abrió. Frente a él, no se mostraba la sonrisa coqueta que usualmente ese tipo de trabajadores regalaban a cada cliente. ¿Realmente ese sujeto era alfa? El aura definitivamente lo tenía, ahora, su físico, ese distaba mucho de lo que su casta siempre intentaba mostrar y no parecía interesarle mucho tampoco. A lo mejor ese era su encanto frente a otros, ser un alfa físicamente atípico. Permaneció mirándolo hasta que el pelinegro se hizo a un lado invitándolo a pasar.

BAWDY - NamgiWo Geschichten leben. Entdecke jetzt