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Sunoo le dio pase a su alter ego a una edad que él consideró apropiada para finalmente dejarse llevar por el más insano egocentrismo. Con tan solo quince años de edad fue listo y precavido, sabía que si comenzaría en aquel mundo, aunque fuera por aburrimiento, debía dejar por sentadas unas cuantas bases antes de construir lo que en el futuro se convertiría en una gran eminencia.

Desde un primer momento había establecido un horario, unas reglas en su chat. Había hasta manipulado su apariencia, agregando lunares de los que carecía, y hasta un pequeño tatuaje que fuera capaz de pasar por desapercibida su identidad. Era un joven de gran capacidad mental, con un futuro brillante que no quisiera estropear, pero también le gustaba ocultarlo por pura y mera humildad.

Al principio, era demasiado tímido, tanto que ni se atrevía a mostrar su rostro, mucho menos a quitar su ropa. Algo que fue aprendiendo en aquel gran mundo era el arte de arriesgar, de llegar a la cima, una cuestión de hacer o no hacer. Él quería hacerlo todo, quería demostrar que también podía estar en la cima como los demás.

En sus ratos libres —a menudo en descansos de estudio. — indagaba en aquella página, observaba a mujeres y hombres de todas las categorías, siempre tenían algo en común, y sentía que podía aprender de otros. Ver otros cuerpos desnudos, de diferentes proporciones y tonalidades introduciéndose no le desagradaba, él hacía las mismas cosas, quizás un poco más discreto, pero las hacía. Había comprendido la existencia de una pequeña diferencia, muchas de las mujeres y hombres que se encontraban en su categoría, lo hacían por el dinero de sus seguidores. A Kim Sunoo le importaba una mierda cuánto depositaran en su cuenta, él solo buscaba que lo mirasen, que con desesperación quisieran tomarlo. Quería ver a la gente bajo sus pies. Estaba obsesionado con aquella idea tan narcisista, un efecto irremediable en su juventud.

En tan solo un mes desde su ingreso, había cambiado su usuario anónimo a Bj Sunsun, su rostro se había medio descubierto y sin miedo había comenzado a hacer lo que muchos esperaban: inducirse placer, llegar hasta su límite, o por lo menos el que allí mostraba.

Había comprado diferentes juguetes sexuales, que escondía en una caja al final de su armario. Una caja principalmente llena de dildos, vibradores y algún que otro lubricante con alternativas de sabor.

Sus transmisiones habían sido simples, no iban más allá de un baile, una petición y ni más allá de la masturbación, pero con el tiempo aquel juego inocente se fue perfeccionando. Tampoco podía permitirse transmitir con algún invitado —digamos que por el momento—, no deseaba que su identidad fuera reconocida por nadie a pesar de que solo mostrará hasta sus labios y ninguna palabra fuera pronunciada por parte de este. Claro. Hasta que se sintió con la madurez y experiencia suficiente para interactuar debidamente con su público.

Era consciente de que llevaba casi tres semanas sin realizar ninguna transmisión por culpa de los exámenes finales de evaluación —incluso él se sentía frustrado—. Fue por esta razón, que rechazó la invitación que hacía un mes atrás había recibido por parte de su amigo y compañero, Lee Heeseung. Los miércoles y los sábados excusaba sus tardes con que debía de cubrir un puesto en la tienda de conveniencia, justo los días que tenía libre y en los que su madre se encontraba ausente del hogar al igual que su padre que rara vez hacia presencia por la casa a menos que fueran días festivos. Gracias al voto de confianza que su madre le había otorgado, el cuerpo desnudo del joven y sus suaves gemidos eran adorados en gran cantidad por los más morbosos de la nación.

— Oye, dime un color que me siente bien. —ordenó Sunoo a su compañero del costado, Heeseung.

— ¿Eh? ¿Por qué no le preguntas a Niki? —cuestionó el varón, frunciendo el ceño y acomodando la corbata a rayas de su uniforme.

𝐃𝐄𝐀𝐃 𝐓𝐎 𝐌𝐄 | sunsunTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang