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Las entregas de notas son una pesadilla para cualquier estudiante y Heeseung lo sabía mejor que nadie.

Miraba de forma ansiosa ese pedazo de papel, mientras sus manos temblaban al ver que tenía varios rojos en las columnas de este trimestre, aunque él era perfectamente consciente de que quizás estos meses su afán por estudiar había disminuido y su interés académico se encaminaba hacia el abandono. Realmente los ojos no eran algo que llegase a sorprenderlo.

Pero no dejaba de ser algo malo.

Lo echarían del equipo de básquetbol y se ganaría una pelea con su padre debido a sus bajas calificaciones. Tenía que hacer algo, pero tristemente había reaccionado muy tarde y los profesores difícilmente brindaban segundas oportunidades, porque en la entrega de notas ya nadie podía cambiar su registro, ni siquiera por un estudiante tan aplicado como era conocido Lee Heeseung.

—Maldición... —dijo entre dientes, antes de levantarse de su asiento y salir del salón, a pesar de los gritos de la profesora de historia detrás de él.

Estando dentro del baño, metió su cabeza entre sus brazos y se dedicó a pensar finalmente en silencio, aunque ya era algo inútil para él. Lo había echado todo a perder. Otra vez estaba ansioso y el incesante golpeteo de sus pies lo demostraba. Tenía que salir de ese cubículo, de la preparatoria de ser posible, y pensar en otras cosas. Tenía que despejar su mente y hacer viajar sus pensamientos lo más lejos posible, pero volvió a maldecir cuando se dio cuenta que había consumido todas sus anfetaminas ya, además de que se le había terminado el pequeño sobre de cigarrillos que siempre traía en su bolsillo trasero. Necesitaba un poco de nicotina o algo lo suficientemente fuerte o parecido que consiguiera relajar su cuerpo y su cabeza.

Ante tal impotencia, pateó la puerta con frustración, pero el sonido de su teléfono vibrando en su bolsillo con el nombre de Hamin en él lo hicieron sonreír en grande ni bien alcanzó a encender la pantalla. El cambio de la nicotina por un buen polvo dio mejores resultados para Heeseung y muy pronto se encontró a sí mismo escapándose de la última clase para ir en busca de lo que él consideraba un buen método para desestresarse.

El polvo fue tan efectivo como pensó y a pesar de las horas transcurridas muy pronto cualquier rastro de culpabilidad se había esfumado de su conciencia, encaminando a que el chico cada vez se convirtiera en alguien más desinteresado y fresco ante...

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El polvo fue tan efectivo como pensó y a pesar de las horas transcurridas muy pronto cualquier rastro de culpabilidad se había esfumado de su conciencia, encaminando a que el chico cada vez se convirtiera en alguien más desinteresado y fresco ante cualquier llamada de atención debido a su mal comportamiento y bajo rendimiento académico. Heeseung tampoco se sentía en la capacidad para poder detenerse a sí mismo porque poco a poco empezaba a perder el control de sus propias necesidades frente a los vicios presentados a tan corta edad en su vida. Se tenía que ser alguien muy fuerte para no caer en ese tipo de juegos y más cuando había presión social de por medio.

Aunque a Heeseung sinceramente eso ya no parecía importarle demasiado, y si ese era el precio que tenía que pagar por conseguir un poco de fama y aprobación, que eran algo con lo que él siempre había soñado, estaba dispuesto a ser un idiota deportista más de la preparatoria.

𝐃𝐄𝐀𝐃 𝐓𝐎 𝐌𝐄 | sunsunWhere stories live. Discover now