Chapitre trois

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Mientras tanto el rubio estaba procesando lo que acababa de pasar, se esperaba una reacción muy diferente, pensó que en cuanto lo viera le gritaría y lo sacaría de su casa.

Gran sorpresa se llevó al ver al contrario tranquilo y hablando calmado... o eso suponía él ya que no oyó nada. Se sorprendió aun más cuando le ofreció ropa y no parecía repudiarlo al darse cuenta de que era un híbrido, era la primera vez que lo trataban de esa manera y debía admitir que se sentía bonito.

Estaba seguro que si alguien entraba para robarle primero le ofrecería una taza de té y lo haría hablar de como terminó siendo ladrón, para luego terminar dandole consejos.

Vio la ropa que estaba justo a un lado de él, se la colocó con cuidado pero el pantalón le quedaba muy flojo, además de que le estorbaba en su pequeña colita emplumada, así que solo se dejó la gran camisa que le
llegaba un poco más arriba de las rodillas.

Salió con cuidado del cuarto y empezó a olfatear al rededor. Al no poder oír tenía muy bien desarrollados sus demás sentidos. Se dirigió a la cocina ya que de ahí provenía un olor dulce, se asomó a la puerta y pudo ver al pelinegro cocinando, se movía de un lado a otro buscando ingredientes y parecía estar tarareando algo.

Tocó levemente la puerta y el pelinegro lo volteó a ver, le sonrió y le indicó que se acercara, lentamente caminó hacia el contrario y se quedó unos pasos alejado. Por lo que podía ver estaba cocinando panqueques, hace mucho no comía algo realmente comestible.

Soobin al ver que estaba un poco alejado, tomó una de sus manitas y lo acercó más hacia él. Mientras tanto el rubiecito veía todo con atención. Vio como el pelinegro volteó uno de los panqueques algo brusco, se movía de un lado a otro por la cocina buscando utensilios.
El rubio iba detrás de él ya que tenían las manos entrelazadas, le escribió en una libreta que pusiera la mesa mientras el terminaba de cocinar.

El problema era que él no sabía cómo"poner la mesa" si ya estaba parada en sus cuatro patas, ¿qué se suponía que tenía que hacer? Empezó a golpear la mesa con su mano extendida para llamar la atención delcontrario, lo cual logró luego de unos minu...

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El problema era que él no sabía cómo
"poner la mesa" si ya estaba parada en sus cuatro patas, ¿qué se suponía que tenía que hacer? Empezó a golpear la mesa con su mano extendida para llamar la atención del
contrario, lo cual logró luego de unos minutos junto con los platos con el desayuno.

-Uhm... ¿Qué pasa? ¿Por qué no has puesto la mesa? -El rubio le señaló las patas de la mesa y luego extendió sus brazos mostrando la susodicha, volvió a dar pequeños golpes en esta queriendo darse a entender. Soobin rió realmente divertido con la situación y se fue por su libreta para poder comunicarse con el rubiecito.

"No sabes que es poner la mesa?" El más bajito negó.

"Observa como lo haré para que cuando sea tu turno ya sepas como hacerlo."
El rubio asintió decidido... Esperen, ¿para cuando sea su turno? ¿Qué no era que se iba a ir? Le arrebató la libreta y el pequeño lápiz al contrario y empezó a escribir.

"Para cuando sea mi turno? Pero... ¿Me voy a quedar aquí?" Escribió lo último un poco dudoso. Le mostró lo que habia escrito asomando un poco sus ojos sobre la libreta.

Soobin leyó todo detenidamente y le pidió que le entregara las cosas para poder escribir.

"No pensaba dejarte en la calle. No te quiero ofender, pero no creo que tengas un lugar a donde ir y exponerte es muy riesgoso. Además, tengo amigos que tienen
híbridos y siempre que los veía pensaba en adoptar a uno."

"Lo admito, no estaba en mis planes hacerlo ahora ya que no creo tener el suficiente dinero y tiempo para poder cuidar de uno, pero eso lo puedo solucionar. Y como últimamente nada sale según lo planeado. No nos vendría mal un poco de compañía, ¿no crees?"

Al rubio se le cristalizaron los ojos, ¿estaba soñando? Estaba seguro que el pelinegro era como esa pequeño punto de luz cuando todo parecía tan lúgubre. Se acercó al contrario y le pinchó las dos mejillas.

"Entonces... ¿Es un sí?" El de mejillas abultadas asintió eufórico y se permitió darle un abrazo.

Soobin correspondió el abrazo igual de contento que el contrario.

"Ahora pongamos la mesa y desayunamos que la comida se enfría."





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